Los serruchos manuales se dividen en tres grupos, en función de su diseño y el tipo de uso para el que está optimizado cada uno. El serrucho de punta sirve para calar y para cortes curvos y el de costilla para cortes de precisión, mientras que el universal para la mayoría de los cortes que no requieren un acabado especial. En este artículo, además, se detallan algunos consejos para el afilado de los serruchos.
El serrucho, fundamental en carpintería
El serrucho es una de las herramientas más importantes para trabajos de carpintería sobre madera y otros materiales muy frecuentes en las tareas de bricolaje. Consta de dos partes: la hoja y el mango. La primera es de metal, muy delgada, en general con forma de trapecio, en uno de sus bordes consta de dientes que, según el modelo, varían en tamaño y es la parte con la que se ejecutan los cortes. El mango está hecho de madera o plástico, con una forma anatómica que otorga comodidad a la mano que lo sujeta.
Antes de acometer un trabajo que requiera la utilización de esta herramienta, conviene tener claros cuáles son los tipos de serruchos que existen en el mercado y cuáles son las tareas y la finalidad para las que cada uno está destinado.
Los serruchos de dientes más grandes son idóneos para materiales como la madera; y los más pequeños, para el metal
Serrucho común o universal. Es el de empleo más extendido. En general se usa solo para cortes rectos, pese a que su hoja, dado que es muy delgada, tiene cierta flexibilidad. Cualquier corte normal de madera, planchas de cartón yeso, tableros de aglomerado, etc., que no requieran un acabado especial, se realiza con este modelo de serrucho. Existen distintas categorías en función del tamaño de los dientes y de los canales (es decir, de los espacios que quedan entre los dientes). La elección se debe efectuar en función de la dureza del material a cortar: los dientes y canales más grandes son adecuados para materiales blandos, como la madera, y deben reducirse a medida que se trate de materiales más duros, como yeso, metal, etc.
Serrucho de punta o aguja. La particularidad de este serrucho es que su hoja, además de delgada, es muy estrecha, lo cual le da una apariencia cercana a la de un cuchillo. Su principal función consiste en permitir la realización de cortes en forma curva con mayor facilidad. Además, en muchos casos incluyen dientes irregulares (es decir, que alternan distintos tamaños), lo cual ayuda a cortar en ángulos que no son rectos. A menudo se llama también «serrucho de calar».
Serruchos de costilla. Disponen de una hoja más delgada y, para que esta no sea demasiado flexible, se añade en el borde superior de la hoja (el opuesto al borde cortante) un refuerzo de metal rígido. Tal refuerzo es la costilla que da nombre al modelo. Gracias a esa mayor delgadez de su hoja y la rigidez que le da la costilla, esta herramienta sirve para ejecutar cortes de precisión. Otra característica de estos serruchos es que su hoja, por lo general, tiene forma rectangular y no de trapecio como en los serruchos universales. Además, presentan un par de limitaciones: son más cortos y no permiten hacer cortes profundos (la mayor profundidad que pueden alcanzar es la distancia desde el borde cortante hasta la costilla).
Después de un determinado tiempo de uso, los serruchos (como cualquier herramienta destinada a cortar materiales) terminan por desafilarse. Si bien es muy difícil afilar el borde cortante, debido a su carácter dentado, sí se puede hacer un afilado provisional, que permite extender un poco su vida útil.
Para ello, según el grosor de la hoja y el tamaño de los dientes y los canales, conviene el empleo de un papel de lija o bien de una lima. Por supuesto, ninguno de estos elementos se debe aplicar sobre el borde cortante, ya que de ese modo se dañaría, sino en las partes laterales de la hoja. Cuando después de varios afilados a través de este método se comprueba que se hace muy difícil ya obtener cortes adecuados, es probable que sea el momento de renovar la herramienta.