El tomillo es una de las especias más utilizadas en la gastronomía mediterránea. Es un arbusto que crece con suma facilidad, sin exigir demasiados cuidados, con un bello aspecto y un agradable aroma, lo que le convierte en un ejemplar idóneo para cualquier jardín. Este artículo reseña las principales características del tomillo, su cultivo y multiplicación, sus capacidades gastronómicas y medicinales y otros usos de esta planta a lo largo de la historia.
Principales características del tomillo
El tomillo es una planta conocida sobre todo por su utilización en gastronomía, como especia con la que se condimentan sopas, guisos, carnes y quesos. En gran medida su «fama» se debe a la facilidad con la que crece en todo tipo de suelos sin mucha humedad y bajo la acción directa de los rayos del sol, lo que ha hecho que se difunda mucho en la zona del Mediterráneo, tanto en el sur de Europa como en el norte de África y regiones templadas de Asia.
El tomillo en general no supera los 30 cm de altura, y sus hojas y flores son diminutas
El nombre científico de este género es Thymus y reúne unas 350 especies, la más conocida de las cuales es la llamada Thymus vulgaris. Su altura no alcanza los 30 centímetros de altura, aunque en ciertos casos puede superar los 40. Es un arbusto perenne, leñoso y de follaje aromático. Sus hojas -también perennes- son muy pequeñas: miden entre 4 y 20 milímetros.
Las flores del tomillo son diminutas, de color amarillo, púrpura o blanco. Crecen agrupadas en racimos terminales muy densos. La floración se produce entre marzo y junio, es decir, durante toda la primavera. Al igual que el resto de las partes de la planta, las flores desprenden una intensa fragancia, como producto de las glándulas esenciales que forman parte de su composición fisiológica.
El tomillo: cultivo y multiplicación
El tomillo crece de manera silvestre en todo tipo de suelos, con una gran facilidad para desarrollarse en laderas secas expuestas al sol, terrenos pedregosos, arcillosos, calcáreos, rodeados de matorrales, etc. Por eso, en caso de cultivarlo en el jardín, se debe procurar que ocupe un sitio no demasiado húmedo, con muy buen drenaje, y que reciba luz del sol durante buena parte del día.
En el jardín, el tomillo debe ocupar un sitio más bien seco y que reciba mucha luz del sol
La multiplicación se realiza sobre todo a partir de semillas, que se deben sembrar a comienzos de abril. El tiempo de germinación es de entre dos y cuatro semanas. También se pueden emplear otros métodos de multiplicación, tales como la división de mata (que debe realizarse en la misma época: la primavera), el acodo (en primavera u otoño) o la división en esquejes semimaduros (a comienzos del verano).
La recolección, por su parte, debe efectuarse durante el verano: se deben arrancar las hojas de los tallos secos, con cuidado de dejar en la planta bastantes flores, que garanticen su reproducción (el tomillo tiene una vida estimada en unos cinco años). Luego, las hojas se desecan en un lugar fresco, a la sombra y con corrientes de aire que garanticen la ventilación.
Capacidades gastronómicas y medicinales del tomillo
Existen multitud de platos de carnes y verduras sazonados con tomillo, desde vegetales al horno y patatas asadas hasta rissoto o carne de ternera o conejo. Pero se debe tener precaución, en caso de su empleo en gastronomía, dado que su intenso aroma puede ser contraproducente para un plato si se añade una cantidad excesiva.
El tomillo también se utiliza para infusiones: se recomienda su preparación con una cantidad de agua equivalente a una taza por cada cucharada pequeña de tomillo y beber después de dejarlo reposar durante unos diez minutos.
Se le atribuyen, además, numerosas propiedades medicinales: estimular la circulación de la sangre y el sistema nervioso, prevenir problemas gástricos e intestinales, activar la circulación capilar, como expectorante e incluso contra problemas como la halitosis y el herpes.
A lo largo de la historia, distintas culturas dieron al tomillo diferentes usos, aprovechando su bello aspecto, su agradable aroma y su capacidad de crecer sin exigir atenciones especiales en casi cualquier terreno.
Los egipcios empleaban el tomillo como parte de sus fórmulas para embalsamar, mientras que los griegos lo utilizaban como incienso durante los ritos en sus templos. Los romanos purificaban sus viviendas con tomillo y se achaca a este imperio su difusión a través de casi toda Europa.
Las propiedades curativas atribuidas al tomillo contribuyeron a que se relacionara también con el valor y el coraje. En la Edad Media, pequeñas hojas o flores de tomillo acompañaban muchos regalos que las mujeres hacían a los caballeros o guerreros, con la finalidad de infundir en ellos tales cualidades. Hoy en día, nadie añade tomillo en las comidas con tales intenciones, pero sus propiedades como condimento son suficientes para seguir disfrutando de él.