Para poder escoger el detector de incendios más adecuado, hay que tener en cuenta las fases de desarrollo del mismo. Cuando se prevea que pueden originarse fuegos de evolución lenta, con mucho humo, poca emisión de calor y escasas llamas, es conveniente instalar un detector de humos. Si hay peligro de que el incendio se propague de forma rápida, con gran cantidad de calor y grandes llamaradas, se deberán utilizar detectores térmicos, de llamas o la combinación de ambos tipos, con el fin de que el fuego ocasione el menor daño posible.
Detectores de humo
Los detectores son los dispositivos que descubren el fuego a través de alguno de los fenómenos que lo acompañan, ya sea el humo, el gas o la temperatura visible o infrarroja, entre otros. En función de estos parámetros, pueden ser:
Ópticos o fotoeléctricos. Compuestos por un emisor y un receptor, detectan el humo mediante los efectos que éste ocasiona sobre la luz. Pueden ser de dos tipos, según detecten el humo por oscurecimiento -rayo infrarrojo- o por dispersión del aire en un espacio -puntual-.
Por ionización. Pueden detectar partículas que son demasiado pequeñas para influir en la luz. Funcionan por sensibilidad a la humedad, la presión atmosférica y las partículas suspendidas en el aire. Reaccionan de forma rápida si hay humo y son más económicos que los de tipo fotoeléctrico.
Detectores térmicos de fuego
Termoestáticos. Se activan cuando la temperatura de un elemento del propio detector alcanza un valor determinado.
Termovelocimétricos. Hacen saltar la alarma cuando la temperatura aumenta más de 8ºC por minuto.
Dónde ubicarlos
Las dimensiones de la vivienda o de la estancia donde se desee ubicar el detector determinarán el número de dispositivos necesarios. Pero además, es imprescindible fijarse en otros factores. Sólo ciertos profesionales pueden instalar algunos modelos y hay que alejar cualquier elemento cercano que pueda dificultar un buen funcionamiento del aparato.
- Sólo se deben utilizar los detectores de humo que estén homologados.
- Los sistemas de alarmas conectados a la red eléctrica debe instalarlos un electricista acreditado.
- Lo más recomendable es disponer de un detector de humos por cada 60 metros cuadrados.
- El lugar óptimo para instalarlo es el centro del techo, ya que en las esquinas el aire no se mueve.
- Hay que tener la precaución de ubicarlo, como mínimo, a 30 centímetros de cualquier artículo de decoración -lámparas, cuadros- que pueda obstruir la entrada de humo.
- Para evitar falsas alarmas, en la cocina hay que colocar detectores termovelocimétricos que no detectan humos, pero sí elevaciones bruscas de temperatura.
- No está de más instalar un detector en cada dormitorio, sobre todo, si por la noche las puertas permanecen cerradas o si alguno de los inquilinos es fumador. En caso contrario, bastará con situar uno en el pasillo.
- Se debe evitar su ubicación cerca de algunos electrodomésticos -salidas de aire acondicionado y salidas de aire caliente, que pueden desviar el humo fuera del alcance de los detectores- y de puntos de luz fluorescente, en caso de detectores de humo fotoeléctricos.