En muchas zonas de España se costumbra a encalar las paredes de las viviendas. Los “pueblos blancos” del sur del país reciben su nombre precisamente del color de las fachadas de sus casas. Su popularidad en estas zonas se debe a que, al reflejar la radiación solar, el color blanco consigue que los muros absorban menos energía calorífica, por lo que los interiores de las casas se mantienen más frescos. Sin embargo, aunque el blanco es el color por excelencia, es posible encalar la fachada de una vivienda en un tono diferente.
Un encalado con mucho color
Si se desea cambiar el clásico color blanco del encalado por un tono más vivo y alegre, solo se necesita una masa de temple y pigmento del color elegido. La cantidad de tinte necesaria dependerá de la intensidad del tono que se desee obtener y de las características de la pared (irregularidades, porosidad, etc.).
Para obtener la pintura, hay que mezclar la cal con agua en un recipiente. Esta mezcla debe quedar lechosa y sin grumos. Como medida aproximada, la proporción puede ser de un litro de masilla por cada 10 litros de agua.
La cantidad de tinte necesaria dependerá de la intensidad del tono que se desee obtener
A continuación, se disuelven los pigmentos en el agua. Lo más probable es que sean necesarias varias pruebas hasta dar con el tono deseado. Hay que tener en cuenta que, una vez seca la pintura, el tono será menos intenso.
Cuando el pigmento esté preparado, se añade poco a poco al encalado mientras se bate con un agitador. El resultado debe ser homogéneo para que la pintura cubra bien la superficie.
Por último, se aplica la pintura en la pared. Para ello se utilizarán brochas grandes, con las que se darán brochazos irregulares hasta revestir toda la superficie.
El encalado es una técnica de pintura que recurre a la cal. Este material permite a los muros transpirar y, además, destaca por propiedades antisépticas debido a su nivel de alcalinidad.
El encalado permite que los muros transpiren
La técnica del encalado se utiliza, sobre todo, en los pueblos del sur de España y en otras zonas cálidas, ya que a su poder de transpiración se une su característico color blanco, que potencia el reflejo de la radiación solar. Esto posibilita que los muros absorban menos calor y, de este modo, el interior de las viviendas se mantienen frescos.
Entre sus desventajas, figuran cierto deterioro y suciedad con bastante facilidad, por lo que las viviendas se deben pintar con cierta frecuencia.
Para poder realizar el encalado, se debe mezclar la cal con agua hasta que la mezcla alcance la consistencia de una pintura. A esta mezcla se puede añadir arena, de modo que el producto obtenido tenga una mayor consistencia y grosor.