El cuidado de las plantas de interior precisa de un equipo de herramientas más sencillo que el de la jardinería exterior. Para algunas de las tareas más habituales, como el alisado del sustrato o el trasplante de los ejemplares, es posible emplear, de modo ocasional, utensilios de cocina o de pintura como cucharas y espátulas. Sin embargo, para realizar estos trabajos de jardinería interior de forma confortable y eficaz, es conveniente disponer de unas herramientas básicas de calidad.
Equipo elemental
La selección de herramientas y accesorios para la práctica de la jardinería interior es fundamental ya que de ella depende, en gran medida, el éxito de las tareas. Además, trabajar con los utensilios apropiados facilita la labor. En el mercado abundan las herramientas destinadas al cuidado de las plantas de interior. No obstante, resulta útil adquirir en primer lugar los utensilios de uso más frecuente. Las herramientas que no deben faltar para la práctica de la jardinería en el hogar son las siguientes:
Tijeras: sus usos para el cuidado de plantas son múltiples. Las tijeras se utilizan para las podas superficiales, cortar ataduras o abrir bolsas de sustrato y abono. Para que sean eficaces, deben tener hojas cortas y gruesas. Siempre que sea posible, es aconsejable que las tijeras sean de jardín o, en su defecto, multiusos.
Trasplantador: esta herramienta se emplea para sacar el sustrato de los sacos y retirar las plantas marchitas. Los trasplantadores con mango de madera o de goma con forma ergonómica son más cómodos para el manejo continuado.
Escarificador: es un utensilio indispensable si se dispone de un número considerable de jardineras. Esta herramienta se usa para descortezar la superficie de las macetas.
Regadera: si se cuenta con una colección de plantas superior a cinco ejemplares, es recomendable que este utensilio tenga una capacidad de, al menos, 5 litros. En caso contrario, basta con que la regadera sea un modelo pequeño, de 1 litro, y con un cuello largo y fino.
Pulverizador: se emplea para el riego de tipo alveolar o para humedecer sólo el follaje de la planta. Es conveniente que tenga una capacidad de entre 1 y 2 litros y disponga de un conducto regulable.
Ataduras: se utilizan para enderezar el tallo y las hojas de un ejemplar o para fijarlo en un lugar determinado. Para ello, es posible usar rafia natural y artificial, abrazaderas y alambre recubierto de plástico para no dañar la planta.
Otras herramientas
Además de las herramientas básicas, hay otras que se usan menos que las anteriores pero que también resultan muy útiles en determinadas ocasiones. Una de ellas es la podadera. Se complementa con las tijeras en la poda de los tallos leñosos. Es aconsejable que el modelo elegido disponga de cuchillas finas, pero sólidas.
El rastrillo y el escarificador son herramientas indispensables si se dispone de jardineras
Es posible sustituirla por unas tenazas de corte oblicuo específicas para bonsáis. El rastrillo es otra de las herramientas secundarias. Es muy necesario, en especial, si se tienen jardineras. Su función principal es la de alisar el sustrato de las macetas. Si son frecuentes las operaciones de multiplicación de ejemplares, merece la pena adquirir una navaja para injertos con la que cortar esquejes de forma óptima.
La buena salud de las plantas la determinan el agua, la luz y el resto de cuidados que reciben. La limpieza y el estado de conservación en el que se encuentran las herramientas que manipulan los ejemplares son también aspectos fundamentales.
Después de cada intervención, es recomendable lavar los utensilios. El agua jabonosa y un buen secado son suficientes. De forma regular, es necesario sumergir las herramientas en lejía o en cualquier otro limpiador desinfectante para eliminar posibles hongos y microbios. Si no se toman estas precauciones, se corre el riesgo de contagios entre ejemplares en las siguientes operaciones.