El sótano es la parte de la vivienda más propensa a registrar problemas de humedad. Su cercanía al suelo le sitúa en un entorno favorable a la penetración de agua. Por este motivo, es importante impermeabilizar correctamente esta zona. Las filtraciones son un riesgo en pisos bajos, buhardillas o áticos.
Cada construcción ha de cumplir con un grado de impermeabilidad mínimo. En el caso de los suelos, aquellos que se encuentran en contacto con el terreno deben evitar las filtraciones en función del coeficiente de permeabilidad del terreno. Si no se hace de manera adecuada, las primeras señales se detectan con la aparición de manchas originadas por la humedad.
Cómo se evita
Para evitar la aparición de humedad en los sótanos se puede emplear, en función del terreno, hormigón hidrófugo u hormigón de retracción moderada. Asimismo, algunas obras exigen un tratamiento preventivo complementario mediante la aplicación de un producto líquido que cubre los poros de la superficie.
El tipo de hormigón y los tratamientos preventivos complementarios actúan de barrera frente al agua
Además, el suelo debe impermeabilizarse externamente mediante una lámina que se coloca sobre la capa base de regulación del terreno y otra que se extiende sobre la capa de hormigón y los muros. En este último caso, hay que sellar los encuentros de todas las láminas.
Otras medidas que se toman en el terreno situado bajo el suelo son la disposición de una capa drenante y otra filtrante, la instalación de tubos drenantes conectados a la red de saneamiento o a cualquier sistema de recogida para su reutilización posterior, la colocación de una cámara de bombeo con dos bombas de achique (cuando la conexión anterior se sitúe por encima de la red de drenaje) y la construcción de un pozo drenante por cada 800 m2 de terreno.
Un punto conflictivo es el que conecta el suelo con los muros. La más mínima separación en esa zona puede provocar el paso de humedad. Por ello, el perímetro de los muros es sometido a un tratamiento específico para limitar el aporte de agua. Asimismo, es necesario sellar los encuentros de las láminas de impermeabilización del muro con las del suelo y con las dispuestas en la base inferior de las cimentaciones.
Se trata el perímetro de los muros y se sellan los encuentros de las láminas de impermeabilización
Por otro lado, el espacio que queda entre el suelo de una vivienda y el terreno debe ventilarse mediante unas aberturas de ventilación ubicadas entre dos paredes enfrentadas. La distancia entre aberturas de ventilación contiguas no debe superar los cinco metros.
Cuando la construcción está terminada, se puede aplicar un líquido hidrófugo sobre las paredes y, si apareciera moho, hay que lavar la mancha con un fungicida y cubrirla con sellador. No obstante, en esta circunstancia, es fundamental detectar el foco de humedad y neutralizarlo para evitar que las manchas aparezcan de nuevo.