La buena presencia de un jardín se debe garantizar tanto por el día como por la noche. Para lograr que esto sea así una vez que se produzca la caída del sol, será fundamental contar con una iluminación adecuada.
Al margen de la necesaria red eléctrica, que se debe instalar en cualquier jardín para asegurar la luz suficiente a lo largo de toda la superficie, también existe la posibilidad de recurrir en ocasiones a la forma de iluminación más básica, pero a la vez más acogedora, la que emiten las velas. Éstas crean un ambiente excepcional, pero sin duda precisan de un soporte específico para evitar que una ligera acción del viento acabe con la llama.
En las tiendas especializadas en mobiliario de jardinería puede encontrar tanto farolillos portátiles como farolas de pie especialmente diseñados y protegidos para que no se apague la mecha, que le ayudarán a crear con su luz un ambiente especial para las noches en el jardín.
Obviamente tendrá que pensar que este tipo de luz siempre ha de ser auxiliar y nunca la forma principal de iluminar el jardín.