Los suelos laminados son muy baratos, por lo que se han convertido en una buena alternativa a la madera y al material cerámico.
Este tipo de suelo está fabricado con virutas de madera que se mantienen unidas a través de resinas de gran consistencia, dotando al piso de gran resistencia frente a la humedad y los rayones.
Asimismo, estos pavimentos apenas requieren obra para su instalación y pueden colocarse sobre casi cualquier tipo de superficie. Sin embargo, a pesar de las virtudes del material con el que están fabricados, sus átomos tienden a perder electrones, lo que provoca que se produzcan pequeñas descargas de electricidad estática sobre nuestro cuerpo, al tocar a otra persona o al tocar objetos de metal, lo que puede suponer un leve problema.
Para solventarlo tan solo hay que añadir suavizante del que se utiliza para limpiar la ropa al agua con la que se friega el suelo.