La elección de la maceta no es una decisión que pueda tomarse a la ligera, en función de la estética de ésta, aunque éste pueda ser un factor bastante determinante en la elección final. También suele buscarse un tiesto de un colorido que contraste o combine con el del ejemplar que queremos que albergue.
Se ha de tener en cuenta que el material con el que esté fabricada la maceta determina la frecuencia de riego, así como el tipo de plantas que mejor se adaptarán en su interior, y que e incluso su forma influye a la hora de regar las plantas, ya que tiene un efecto directo en la velocidad de secado de la tierra que contiene en su interior.
Las macetas muy anchas serán las que dejen escapar la humedad con mayor facilidad, ya que hay una mayor superficie de tierra expuesta a los rayos solares, lo que hará que se produzca una mayor evaporación, por lo que no son ideales para cultivar hortensias, azaleas o rododendros, ejemplares con unas necesidades de agua muy elevadas, sobre todo la primera, cuyo nombre significa amante del agua, lo que nos da una idea de lo necesaria que es el agua para su cultivo.
Por el contrario las macetas con un cuello muy estrecho facilitan que la tierra y las plantas mantengan la humedad, porque la superficie expuesta directamente a la acción de los rayos del sol es menor. Por lo tanto este tipo de macetas no serán nada recomendables si lo que se quiere es cultivar plantas con necesidades de humedad bajas como los rosales.
Asimismo el material con el que están confeccionadas es otro aspecto a tener en cuenta, ya que las fabricadas con materiales porosos absorben más el agua que se les proporciona.