La Fucsia (Fuchsia), de origen americano (Chile y México) y neocelandés, pertenece a la familia de las Onagráceas y es una planta que se aclimata tanto a vegetar en el interior como en cualquier jardín que cumpla las condiciones mínimas necesarias.
Según las variedades pueden constituir arbolitos, arbustos, trepadoras y rastreras. Pero la mayoría de las flores de estos ejemplares recuerdan a campanillas o farolillos orientales por su forma de largos cálices, casi siempre colgantes. Dependiendo de la especie de la que se trate, las flores aparecerán solitarias o agrupadas en racimos y con diferentes colores que pueden oscilar desde el blanco al violeta pasando por diferentes tonos de rosas y rojos, entre otros.
Para asegurarle un buen crecimiento, el mejor suelo en el que se puede plantar es aquel que contenga un mantillo mezclado con un poco de estiércol bien descompuesto y una parte de arena. Un truco a la hora de plantar: este ejemplar arraigará mejor si la maceta se introduce en una bolsa de plástico.
Esta planta puede ser disfrutada tanto en el interior como en el exterior de los hogares, pero será importante darle un cuidado diferente según su ubicación:
. Ejemplar en el interior: durante los meses de invierno, debe evitar colocarlo en las habitaciones con calefacción, ya que prefiere una temperatura moderada y un ambiente húmedo, a la sequedad provocada por radiadores y estufas. En cuanto a la exposición solar, las Fucsias pueden situarse en lugares luminosos, pero nunca a pleno sol.
. Ejemplar en el exterior: al aire libre, les conviene el calor, siendo importante mantener una temperatura que oscile de los 16 a los 21º C. Irremediablemente en invierno bajan las temperaturas, y esta planta lo resistirá siempre y cuando no se alcancen valores bajo cero. En relación a las necesidades de luz, los ejemplares cultivados en jardín requieren zonas sombreadas y húmedas.
Los requisitos de regado son similares en ambos casos, ya que precisa abundante agua en verano y escasa en invierno, pero sin dejar en ningún momento que la tierra se seque. De media, a efectos prácticos, se puede decir que lo más adecuado es realizar un riego cada dos días, calculando de un cuarto a medio litro de agua por planta, según su desarrollo o tamaño.
Otro aspecto a tener en cuenta para que la Fucsia esté radiante es rociar sus hojas con frecuencia y no moverla en exceso, porque los capullos tienden a caerse.