Uno de los síntomas claros de descuido en los cuidados de nuestro césped es la aparición de malas hierbas. Pero si es la milenrama la que hace acto de presencia es que los cuidados que se le dedican a éste son especialmente escasos.
Esta mala hierba, también llamada aquilea o milhojas, se desarrolla con mayor frecuencia en suelos arenosos, muy pobres en elementos básicos para cualquier terreno productivo como son el nitrógeno y el humus.
La milenrama es fácil de identificar. Es una planta que presenta una hoja de tipo fronde, que al tocarla deja un olor agradable, y cuyas flores blancas aparecen en racimos aplanados. Sus tallos son rastreros y si enraizan acaban creando grandes matas muy difíciles de erradicar.
La milenrama pertenece a la especie de las compuestas, procede de las zonas templadas del hemisferio norte, aunque al ser una mala hierba es muy resistente, pudiendo llegar a sobrevivir en condiciones muy duras, incluso las montañosas, sin excesivos problemas.
Como se ha comentado en un principio, la milenrama no aparece si no hay un descuido importante, pero cuando ya ha hecho acto de presencia hay que eliminarla con la azada, si es que aparece de manera aislada. Si brota en grandes grupos, rastrille el césped a conciencia y después siegue. Cuando haya segado, aplique un fertilizante rico en nitrógeno para evitar que aparezca de nuevo.
En el periodo en el que el césped esté creciendo aplique un herbicida selectivo y tenga presente que al menos necesitará un par de tratamientos para conseguir erradicar esta mala hierba.