La técnica del estarcido permite imprimir sobre una superficie de madera, tela, plástico o metal motivos decorativos con pintura. Es un recurso muy útil para renovar un mueble, cambiar el aspecto de una pared o estampar diseños propios sobre la tapicería. Consigue un cambio de imagen de manera rápida, ya que la pintura que se utiliza es sencilla de aplicar y se seca en poco tiempo.
Los instrumentos básicos para realizar un trabajo de estarcido son: un juego de pinceles o brochas de estarcir, plantillas, pintura acrílica o especial para estarcido, lija y barniz. Con ellos, se pueden decorar desde objetos pequeños, como una lámpara, hasta suelos, paredes o cortinas. Lo más importante es lograr que la pintura no se extienda por debajo de la plantilla y el dibujo se emborrone.
Elección del material
Los pasos que se deben seguir a la hora de efectuar un trabajo de estarcido dependen del material que se elija. A partir de éste, la manera de aplicar el tinte varía, aunque siempre es necesario preparar la superficie con una capa base.
Los tejidos de fibras naturales, como el algodón, absorben mejor la pintura
Cuando se trabaje con telas, es preferible elegir un tejido de fibras naturales, como el algodón, el lino o la seda, ya que absorbe mejor la pintura y mantiene el color durante más tiempo. No obstante, conviene decantarse por tonos claros para que el dibujo destaque sobre el fondo.
Respecto a los muebles, la técnica del estarcido se puede aplicar directamente sobre una superficie de madera, siempre que ésta se encuentre en buen estado. Si se prefiere, se puede preparar previamente con una selladora. Para conseguir un acabado suave, es recomendable lijar cada mano que se aplique.
El estarcido en paredes o suelos requiere limpiar la superficie antes de aplicar el tinte. En el caso del suelo, es posible emplear esta técnica tanto en hormigón como en madera, que conviene cubrir antes con una capa de pintura al agua y tratar, después del estarcido, con otra capa de barniz.
Puesto que en el estarcido se emplean plantillas para estampar los dibujos, es recomendable que éstas sean autoadhesivas o se fijen a la superficie con una cinta o adhesivo en spray. De esta manera, se evita que las plantillas se muevan y se consigue que los dibujos queden centrados. El punto donde debe colocarse la imagen se determina, en superficies pequeñas cuadradas o rectangulares, mediante el trazado de dos líneas diagonales que se cruzan. Si la superficie es circular, habrá que marcar el punto de intersección de varias diagonales. Para trazar líneas verticales, se puede recurrir a la plomada.
El exceso de pintura en el pincel se puede retirar con papel de cocina, un paño o sobre una paleta
Es importante que las plantillas queden fijadas correctamente a la superficie y, sobre todo, las zonas sin perforar. Cuando estas partes quedan pegadas, se evita que la pintura se cuele por debajo y el dibujo gana nitidez. Otro aspecto fundamental para obtener un resultado óptimo es utilizar una pequeña cantidad de pintura y aplicarla mediante la técnica del punteo.
Los pinceles que se utilicen han de tener cerdas suaves para facilitar la retirada del exceso de pintura y su aplicación. El tinte sobrante se puede eliminar con papel de cocina, un paño o sobre una paleta. A continuación, se rellenan con color las partes perforadas de la plantilla. El pincel se apoya en la superficie con toques pequeños. Cuando sea necesario cambiar de color, habrá que limpiar bien el pincel o utilizar otro. Además, si el dibujo requiere usar varias plantillas, habrá que esperar a que se seque la pintura antes de aplicar otro tinte. De lo contrario, se podrían producir borrones al superponer la plantilla nueva en el dibujo.