La vegetación ocupa un lugar importante en la decoración del hogar en la época navideña. Esto se aprecia desde el árbol, uno de los iconos más representativos de esta fiesta, hasta plantas que se emplean tanto naturales como en arreglos y centros de mesa. Este texto menciona las especies más utilizadas para el árbol de Navidad, cuando se decide utilizar un ejemplar natural y no uno artificial, y las plantas más típicas de estas fechas, como el acebo, el muérdago, la flor de Pascua, el rusco y el musgo.
El árbol, icono navideño
Muchos de los elementos que forman parte de la decoración navideña están relacionados con la vegetación, desde el árbol -quizá el adorno más representativo de estas fechas- como diversas plantas cuyas hojas y flores son típicas de esta época.
En relación con el árbol, hay que tomar una primera decisión importante: si elegirlo natural o artificial. En el caso de que se opte por uno natural, las especies más utilizadas son las Picea abies, Abies masjoanis y Abies nordmanniana. Aunque todas ellas se conocen de forma usual como abetos, la primera no lo es: en realidad se trata de una conífera de otra familia. Existen también otras especies que en ocasiones se eligen como árboles de Navidad: cedros (Cedrus atlantica y Cedrus dodara), alerces (Larix decidua) y pinos (Pseudotsuga menziesii).
Elegir como árbol de Navidad un ejemplar natural en más sostenible que uno artificial, pese a que a menudo se cree lo contrario, ya que tanto su producción como su destino cuando se desecha no generan contaminación sino que se integran en el ecosistema. Hay que tener en cuenta, eso sí, que se deben adquirir en viveros o tiendas especializadas, y nunca cortarlos de bosques u otros espacios naturales.
Las plantas más típicas de la Navidad
En cuanto a las plantas, las más típicas de estas jornadas son las que se describen a continuación.
Flor de Pascua. Esta planta es algo contradictoria, y no solo por su nombre: es típica del invierno pero no tolera el frío. Por eso, hay que tener cuidado, al adquirir un ejemplar, de que no haya estado en el exterior, y también protegerlo bien en el trayecto desde la tienda hasta el hogar. Incluso el agua de riego debe estar algo templada o tibia. Si bien en muchos hogares el destino de esta planta tras las Navidades es el cubo de la basura, con los cuidados oportunos se puede lograr que vuelva a florecer: hay que por dar los tallos, dejándolos con solo 10 centímetros de longitud, colocarla en un lugar oscuro y fresco y reducir los riegos.
Acebo. Las hojas verdes y los frutos rojos del acebo constituyen uno de los mayores iconos de la Navidad. Aparecen representados en papeles de regalo, bolsas y todo tipo de artículos de decoración alusiva a esta época del año. Debido a su valor decorativo, esta planta está protegida en numerosas comunidades del país, y en todo caso siempre se deben adquirir ejemplares provenientes de cultivos y no de acebedas naturales. Por otra parte, se debe tener cuidado de no consumir sus frutos, ya que son muy tóxicos (sobre todo para los niños).
Muérdago. Con el nombre de muérdago se conocen muchas especies, entre ellas el propio acebo descrito en el párrafo anterior. Sin embargo, este nombre se aplica con más precisión a la especie Arceuthobium oxycedri, conocida también como muérdago del enebro o muérdago enano. Se trata de una planta parasitaria, de hojas siempre verdes y carnosas, que vive en los troncos de árboles y arbustos. Además de su belleza, esta planta es famosa porque desde la antigüedad se le han asignado propiedades mágicas y existen numerosas tradiciones vinculadas con ella, como la de que si un chico encontraba a una chica justo debajo de un muérdago podía besarla.
Rusco. Esta planta, cuyo nombre científico es Ruscus aculeatus, también es de hoja siempre verde y con frutos en forma de pequeñas bolitas rojas, por lo cual se adapta perfectamente a las costumbres de la decoración navideña. Además, a diferencia del acebo, los frutos no son tóxicos sino que, al contrario, se consumen como sucedáneo del café y hasta tienen propiedades vasoconstrictoras (pero sí son tóxicos para los niños, y también se contraindica su consumo durante el embarazo y la lactancia). Esta especie también está protegida, por lo cual solo se deben adquirir ejemplares procedentes de cultivos.
Musgos. Los musgos se emplean sobre todo en los belenes, para reproducir el suelo y crear los llamados prados de Belén (aunque el sitio original se encuentra en el desierto). Se encuentran pegados a las rocas en bosques y arroyos, pero se recomienda adquirirlos también en tiendas especializadas, ya que el exceso en su recolección pone en riesgo el ecosistema.