En algunas ocasiones nuestras plantas, a través de sus reacciones y cambios fisonómicos, nos transmiten que no les estamos proporcionando los cuidados adecuados, por lo que es necesario aprender su código para interpretar lo que quieren decirnos y evitar dañarlas, bien por un exceso de cuidados o por falta la de éstos, si bien es cierto que hay ejemplares que llegan a precisar mantenimientos mínimos.
A la hora de elegir los ejemplares que quiere albergar en su jardín, balcón o terraza no analice únicamente su porte, belleza o necesidades lumínicas y de agua, también es preciso conocer los cuidados y mantenimiento que requieren, y el tiempo que necesitamos para proporcionárselos, desechando aquellas plantas que no vayamos a poder cuidar en condiciones.
Esta premisa debe de ser seguida a rajatabla en el caso del césped, ya que requiere un mantenimiento continuo para poder ser disfrutado. Si no puede aportárselo puede optar por reducir la zona de hierba verde para poder aportarle los cuidados necesarios en menos tiempo.
Por ejemplo, una planta que presenta hojas amarillentas denota un exceso de humedad. Hay que buscar rápidamente cual es el agente que causa este problema (exceso de riego, encharcamiento…) y actuar lo más pronto posible para solucionarlo. Si se ha sido extremadamente generoso en el riego de las plantas deberá o bien secar o bien quitar algunas de las raíces de éstas y proporcionarles menos agua para lograr que se recuperen.
Asimismo si el exceso de humedad ha sido provocado por las bajas temperaturas será necesario transplantar la planta a un lugar más cálido y menos húmedo.