Las opciones para elegir las mesas y sillas del jardín son variadas: desde las tradicionales de hierro, madera o plástico hasta materiales de uso más reciente, como las fibras naturales o sintéticas y el aluminio. Cada material configura un estilo distinto y también exige una forma de mantenimiento diferente. Este artículo describe el jardín como un espacio dedicado al placer y las características de los materiales que componen sus muebles.
Jardín, espacio para el placer
El jardín es un espacio dedicado de manera casi exclusiva a la recreación y al ocio. Más allá de las tareas de cuidado de las plantas y mantenimiento de vallas y senderos, la mayor parte del tiempo que se pasa en este lugar es para disfrutar del aire libre, del sol en los días fríos y de la brisa fresca en las jornadas más cálidas; y también, si es posible, de los sonidos y los aromas de la naturaleza. Por eso, es importante acondicionarlo con el fin de que los muebles colaboren con ese placer.
La decoración y el estilo del jardín, en general, dependen de los materiales con los cuales estén fabricados los muebles. Las mesas y sillas de madera crean un estilo tradicional o más rústico, las de hierro tienden al clasicismo, el plástico inspira modernidad, mientras que los muebles realizados en fibras naturales -como el ratán o el mimbre- se asocian con cierto aire tropical.
Características de los materiales de los muebles de jardín
Madera: conviene buscar mesas y sillas confeccionadas con maderas de buena calidad, que resistan las condiciones de estar a la intemperie. Una de las más recomendadas es la madera de teca, ya que soporta muy bien la humedad y las bajas temperaturas. De origen tropical, su color es amarillo oscuro. Otra madera de gran calidad es la de acacia, muy resistente a los hongos. Para garantizar una buena durabilidad, se debe aplicar sobre estos muebles varias capas de barniz o esmalte. Las mesas de acacia se consiguen en el mercado desde precios en torno a los 150 euros, mientras que el conjunto de mesa y cuatro sillas en teca, por unos 250 euros.
Los muebles de plástico son los más económicos pero también los más extendidos y poco originales
Plástico: en los últimos tiempos se extendieron mucho los muebles de jardín hechos de plástico. Su principal punto favorable es el coste: las sillas se consiguen desde seis euros cada una. Lo malo es que, si los precios son muy baratos, la calidad también suele responder a niveles mínimos. Y, por otro lado, el hecho de que se hayan popularizado tanto juega en contra de la originalidad. Por lo tanto, para que la decoración de un jardín se destaque, se sugiere evitar los muebles de plástico.
Fibras naturales: el mimbre, el ratán y la caña de bambú son las más utilizadas, en virtud de su resistencia al sol y a la humedad, aunque en las épocas más frías lo idóneo es mantenerlas a cubierto. Su principal desventaja es que las fibras trenzadas favorecen la acumulación de suciedad, debido a lo cual hay que limpiar estos muebles con mucha frecuencia y minuciosidad.
Fibras sintéticas: su principal ventaja pasa por imitar a las fibras naturales casi a la perfección, con el añadido de ser aún más resistentes. Como contrapartida, sus precios son más elevados: los juegos de mesa y cuatro sillas más asequibles del mercado se hallan en torno a los 400 euros y alcanzan importes superiores a 1.000 euros. Uno de estos materiales sintéticos más empleados es el loom, una aleación de aluminio recubierta de celulosa que resulta muy parecida al ratán. Se encuentra sobre todo en combinaciones con madera o metal y disponible en diferentes colores. Otro de los más usados es el hularo, que logra imitar casi a la perfección el color, el acabado, el porte y la prestancia del mimbre.
La gran ventaja de los muebles de aluminio es que son muy ligeros, todo lo contrario a los de hierro forjado o acero
Metal: los muebles de hierro forjado son muy duraderos. ¿Quién no ha estado en un jardín antiguo, donde todo tiene muchos años, y las mesas y las sillas de hierro siguen ahí, como indiferentes al paso del tiempo? Lo cierto es que resisten, pero el tiempo sí que las afecta, ya que son muy sensibles a la humedad y a la oxidación. Por ello, se debe conservarlas con pintura antioxidante o realizar sobre ellas un mantenimiento periódico con una cera especial. Otro punto negativo de estos muebles es que son muy pesados, debido a lo cual se desaconsejan para casos en los que resulte necesario trasladarlos de un sitio a otro con frecuencia. Otro metal empleado para muebles de jardín, sobre todo de alta gama, es el acero. Esta aleación es más ligera que el hierro (es una combinación de hierro con carbono) y, para sillas y mesas, se suele utilizar combinado con fibras sintéticas. En el mercado se consiguen por precios a partir de 400 euros por una mesa y desde 120 por cada silla.
Aluminio: se trata de uno de los materiales más demandados por su ligereza (hace muy fácil el transporte), su baja exigencia de mantenimiento (no se oxidan y se limpian con mucha sencillez) y su duración. Lo malo es que a veces resulta demasiado ligero y existe el riesgo -sobre todo en zonas muy ventosas- de que las ráfagas de aire arrastren los muebles confeccionados en este material. Por eso se suele combinar con madera o alguna fibra natural que aporte a mesas y sillas mayor peso y estabilidad. Los precios de los muebles de aluminio, que además de rendir en ambientes exteriores son aptos también para estancias internas, parten desde los 200 euros para un juego económico de mesa y cuatro sillas.