Los elementos decorativos compuestos de metal, como candelabros de cobre, figuras de régulo, de estaño o incluso piezas de menaje de plata, son habituales en el hogar. Con el paso del tiempo, estos objetos se ennegrecen, se oxidan y terminan por perder el brillo natural. Para evitarlo, cada metal precisa de unos cuidados específicos con los que recuperar el atractivo. En la mayoría de los casos, la aplicación periódica de un producto desoxidante es suficiente para que los objetos vuelvan a brillar.
Desoxidar plata
La solución más rápida para retirar el óxido en los objetos de plata es aplicar un producto específico que incluya agentes desoxidantes y pulidores. Se distribuye por la superficie con una brocha de cerdas suaves y se deja actuar durante al menos 5 minutos. Si el objeto tiene manchas negras, es necesario frotarlas con un paño o un papel absorbente. Una vez transcurrido el tiempo de espera, la superficie se aclara con alcohol para barnizar y se vuelve a platear con una solución plateadora en frio. No es aconsejable efectuar la operación si los objetos están destinados al uso alimentario. Por la composición de los productos plateadores resulta peligroso para la salud.
El producto se aplica de forma uniforme con un algodón y se aclara con agua caliente. Para finalizar, es aconsejable pulir la superficie del objeto. Para ello, se debe impregnar un algodón de un producto abrillantador apropiado para la plata y lustrar con una gamuza. De nuevo, es necesario retirar la solución con agua caliente y jabón, y secar con cuidado.
Si los objetos de plata se protegen de la luz, se atrasa su oxidación
En ocasiones, es posible retrasar la aparición del óxido en las cuberterías y en el menaje elaborado con plata. Es fundamental que los elementos estén protegidos de la luz el mayor tiempo posible. Por este motivo, deben estar envueltos en papel de seda oscuro o en terciopelo y permanecer guardados en sus estuches originales.
Cuidados del estaño
Los elementos decorativos que contienen estaño viejo son muy delicados ya que se rayan con mucha facilidad. Además del acabado brillante es habitual que la apariencia de este material sea mate. Para conservarla, es conveniente limpiar el elemento con solución jabonosa compuesta de agua y varias gotas de lavavajillas. Si hay manchas de grasa hay que eliminarlas con alcohol de quemar, secar bien la superficie y lustrar.
En cambio, si el acabado de la pieza de estaño es brillante, para recuperarlo es preciso actuar de forma diferente. En ese caso, hay que aplicar un desoxidante apropiado para el material y dar brillo con un trapo.
El cobre y el latón, que a su vez es una aleación de cobre y zinc, son dos de los metales más habituales que se encuentran en un hogar. Ambos se deterioran y se corrompen con el aire. Cuando esto sucede, los objetos de cobre adquieren un aspecto verde grisáceo mientras que los de latón se tornan marrones verdosos. Para evitar que sean dañados con el paso del tiempo conviene protegerlos. Para ello, se puede aplicar un barniz para metales con aerosol. Por el contrario, si ya están deteriorados es posible desoxidarlos con líquido especial, aplicado con un cepillo, un trapo o algodón. Para finalizar el proceso, conviene lustrar con una gamuza.
El régulo es otro metal, originado por una aleación de plomo y antimonio, que se afea con rapidez. Es muy sensible a la oxidación y ennegrece con facilidad. Las piezas de régulo se limpian con esencia de trementina y con agua y jabón neutro. Para retirar las manchas negruzcas de las piezas conviene frotarlas en seco con un cepillo de nailon y eliminar los restos con un trapo humedecido en agua. Si el efecto que se desea recomponer es el dorado, además de eliminar el aspecto ennegrecido del objeto es aconsejable aplicar crema para dorar o para dar pátina a objetos metálicos. Se debe distribuir de forma irregular por la superficie del elemento, dejar secar y pulir con un trapo.