El ranúnculo es una planta herbácea perenne que posee raíces carnosas y hojas recortadas que varían sus formas en función de la variedad de la que se trate. Normalmente sus hojas suelen ser simples y de peciolos largos, con los segmentos dentados o lobulados.
Muy apreciada por la cantidad y el tamaño de sus flores, ofrece una variedad de formas según la especie (la asiaticus es una de las más distinguidas). El colorido es muy extenso: amarillo, naranja, blanco y marrón, con sus correspondientes matices. Puede llegar a alcanzar los 60 centímetros de altura.
Son ejemplares pertenecientes a la especie de las ranunculáceas y oriundos del continente asiático. Los ambientes frescos son los preferidos de los ranúnculos, que soportan bien las bajas temperaturas. Deberemos regarlos de manera abundante (3 veces por semana con generosidad) hasta que se produzca la floración, e ir disminuyendo paulatinamente el riego. Respecto a sus necesidades de iluminación los lugares soleados son los preferidos de esta planta, que también es capaz de vegetar a media sombra.
El suelo ha de estar bien drenado, tener una composición arcilloso-arenosa y ser siempre complementado con un abono propio de las plantas de flor. Cuando empiece a marchitarse el follaje se podan los tallos muy cerca de las raíces.