Si los serruchos de mano han dejado de ser eficaces porque sus dientes no están afilados, se puede intentar lijarlos para que vuelvan a ser de utilidad. Resulta muy común que admitan varios lijados antes de desecharlos.
Las sierras pueden afilarse con la ayuda de una lima, que se deberá adaptar al tipo de sierra que se vaya a afilar, teniendo en cuenta la resistencia y flexibilidad de la hoja, el grosor del diente, su forma, o si la sierra corta a hilo o a contra hilo.
Las sierras que no resulta recomendable intentar reparar son las que permiten un cambio de hoja, porque la vida útil de éstas es más corta e incluso pueden terminar rompiéndose durante el proceso de afilado.
Para afilar los serruchos, habrá que pasar suavemente la lima por los bordes de los dientes, nunca por encima de éstos, para evitar dañar el dentado de la sierra. Asimismo, si la hoja no está tratada contra la corrosión, se debería aplicar de vez en cuando una mano de aceite fino libre de ácidos.