Las ventas de artículos de modelismo, coleccionismo y juegos electrónicos crecen día a día debido, fundamentalmente, a que los adultos de cierta edad tienen más tiempo libre. ¿Hobby? ¿Juego? ¿Terapia contra el aburrimiento? Los expertos aseguran que, al contrario de lo que pueda parecer, el modelismo no es un juego, sino un hobby muy completo y muy social, un entretenimiento que a veces se hace arte y que precisa grandes conocimientos científicos y técnicos. Además, la pericia que se requiere para el montaje de las diminutas piezas hace que se muevan constantemente las manos, un ejercicio que favorece la psicomotricidad de los más mayores. ¿Inconveniente? Muchos modelistas aseguran que es un hobby muy caro y que son muchas las piezas que se necesitan, aunque otros dicen que no es tan caro porque muchas de ellas sirven para realizar varias maquetas.
Una gran afición
Para realizar una primera aproximación al modelismo conviene informarse sobre el significado de este concepto: “una actividad artesanal basada en la creación de prototipos, usando diversos manuales, que tendrán la función de actuar como modelo para una producción industrial”.
Entre los grandes modelistas españoles se halla Tarragó, cuya colección puede verse en la web que le ha dado fama y proyección internacional. De hecho, algunos de sus trabajos han sido utilizados para producir de forma más industrializada, con moldes- modelos en series limitadas en Estados Unidos. Este artista fabrica de forma artesanal, con las mismas materias primas que se utilizan en los modelos originales, sus máquinas de 30 ó 40 centímetros. Copia en pequeño, siempre con el modelo delante y a partir de planos dibujados por él mismo, desde los radios de las ruedas hasta el dibujo de los neumáticos y, aunque el motor no funciona, sí lo hacen el resto de los elementos móviles de su Montesa Impala 175 Sport o de la Ossa 150, por ejemplo.
Además de este significado, existe una acepción más común de modelismo: “una afición consistente en construir y eventualmente dirigir (modelismo dinámico) reproducciones en miniatura de máquinas, personas o edificios”. Tanto en un sentido como en otro, el modelismo puede ser dinámico o estático y dentro de él se distinguen varias ramas:
- Modelismo ferroviario o ferromodelismo: Los trenes, normalmente eléctricos para poder circular, son los protagonistas. También incluye dioramas, otra faceta del modelismo que consiste en la representación del entorno: las vías con sus edificios y paisajes, el agua del mar y las redes en los barcos, edificios y construcciones civiles o militares, campos de batalla, ambientes fantásticos y de ciencia ficción.
- Aeromodelismo: Se dedica a la reproducción de aviones y, por lo general, a hacerlos volar por radiocontrol (RC), aunque hay otras categorías como el vuelo libre. El aeromodelista constructor o “pata negra”-como lo llama Diego Cuellar, gerente de Aeromodelismo 2000- debe de tener conocimientos de aerodinámica, carpintería, mecánica, electrónica y amplia experiencia en el pilotaje de aeromodelos. “Ver cómo de unas cuantas maderitas y siguiendo fielmente las instrucciones indicadas en el plano, con habilidad y con muchísima paciencia poco a poco va transformando esas maderitas en un avión de la II Guerra Mundial o en un avión de Iberia es algo maravilloso”, añade.
- Automodelismo: Consiste en la creación de coches “de verdad” a escala. No se trata de juguetes, son automóviles que disponen incluso de piezas de recambio cuando se averían. Principalmente se adquieren en tiendas especializadas en kits de montaje “para armar”. No obstante, también los hay ya armados de fábrica. Además de ser fantásticas réplicas del original, pueden llevar un motor de explosión o ser radiocontrolados. Un coche de gama media puede costar entre 500 y 600 euros. El precio de un auto de competición cuesta de 800 euros en adelante. Los hay de más de 4.000 euros, según Fran Rodríguez, gerente de la Fabrica Española reconocida a nivel mundial ModelSpain.com . El material más utilizado para la fabricación de los coches es el plástico de última generación, también la fibra de carbono, el aluminio, el acero e incluso el titanio. Estos prototipos, tanto eléctricos como de gasolina, pueden alcanzar velocidades de 120 Km por hora.
- Modelismo naval: En la elaboración de maquetas de barcos hay dos grandes corrientes; una de maquetismo estático, y otra de maquetismo navegable. Ya en las tumbas de los faraones se encontraron maquetas de barcos, comenta Antonio Alcaraz, director de la revista de modelismo naval “Más Navíos”, y asegura que el proceso de construcción es el mismo que utilizaban los antiguos carpinteros de rivera cuando les encargaban un barco, aunque en otras ocasiones también se utilizan métodos modernos más acordes con los materiales actuales de los barcos de hoy, como por ejemplo la fibra de vidrio. Quienes se dedican a hacer navegar sus reproducciones de embarcaciones a escala necesitan conocimientos de mecánica y electricidad.
- Figuras en miniatura: Se centra en la elaboración artesanal de muñecas, soldados, personajes fantásticos, famosos…
- Casas de muñecas: Sus artesanos crean hogares en miniatura, con todos sus muebles y enseres.
Para todos los públicos
Hay quienes mantienen la tesis de que para ser modelista “se nace”. Sin entrar en debates, lo que normalmente sucede es que el “gusanillo del modelismo comienza desde muy joven”, tal y como describe Alfredo Campos, un veterano modelista naval de Vigo, famoso por sus réplicas de la Armada Española, expuestas con asiduidad y que pueden verse también en la Red.
Lo mismo le ocurría con las motos a Pere Tarragó y les pasa con los aviones o trenes a muchas personas que desde la niñez se han quedado fascinadas mirándolos. Pero la dinámica de la vida, los hijos, el trabajo… no siempre dejan lugar a una afición con ésta. Es por esto que muchos modelistas han empezado de jovencitos, lo han dejado en la edad adulta por este tipo de razones pero han vuelto a recuperar una afición que seguía larvada en cuanto han podido disponer de más tiempo de ocio.
Si hablamos de aeromodelismo, su público va desde los 15 a los 90 años, asegura Diego Cuéllar. En los coches los chicos y chicas se inician “cuando empiezan a tener un poco de dinero”, dice Fran Rodríguez. Y es que, en ambos casos, aunque no haya un perfil definido de aficionado, su poder adquisitivo es medio o medio-alto. Los compradores de este tipo de artículos, adultos en su mayoría, demandan productos de muy alta calidad y están dispuestos a pagar por ello.
Lejos de que este hobby alcance en nuestro país el seguimiento que se refleja en sociedad argentina, donde desde hace años hay un programa en televisión dedicado específicamente al mundo del modalismo, el número de practicantes es cada vez mayor, tal y como explica Cuellar. El automodelismo pasa de padres a hijos, ya que estos últimos ?según Fran Rodríguez- son más hábiles con el coche que los propios padres, quienes pasan a hacer de mecánicos para sus hijos. Se calcula que en automodelismo existen en España 20.000 aficionados, la tercera parte que en Francia.
Por otro lado, las ventas de artículos de modelismo, coleccionismo y juegos electrónicos se contabilizan como “juguetes para adultos”. Según los estudios, realizados normalmente en otros países como Alemania, donde el 10% de los mayores de 14 años es aficionado al modelismo, estas actividades las practican más los hombres que las mujeres.
Respecto a su coste, los expertos aquí consultados aseguran que tachar al modelismo, y más concretamente al aeromodelismo, al ferromodelismo y al automodelismo, de ser una afición cara no deja de ser un tópico. Es verdad que al principio hay que hacer una inversión hasta completar el equipo mínimo inicial, que puede estar compuesto por un avión, un motor, una emisora y dos pequeños accesorios para el arranque. Una vez realizado este desembolso “el coste del hobby se puede resumir en un euro a la semana en combustible y la cuota mensual del club donde se vuele, que por lo general suele rondar los 6 euros”, comenta Cuellar. Existen a la venta conjuntos de iniciación por 299 euros y, además, tanto el motor como el equipo de radio se pueden reutilizar de un modelo a otro, aclara.
El gasto depende de la persona. “Hay quien para comenzar un hobby se ha de comprar todos los accesorios que existen, otros sólo lo más estrictamente necesario”, dice Antonio Alcaraz, refiriéndose a los modelistas de navíos. Por otro lado, los modelistas conservan algunos de los modelos por su valor sentimental, pero en cambio otros los venden y muchos también trabajan por encargo. De hecho, se ha convertido en la profesión de algunos de ellos de ellos, como Alcaraz o Rodríguez.
Un hobby de hábitos muy saludables
El modelismo en cualquiera de sus vertientes es un hobby muy completo. Por lo general, no se practica solo sino que se hace en compañía. La mayoría de los aficionados suelen quedar alrededor de una vez al mes al aire libre para compartir experiencias, navegar con sus veleros, volar sus aviones o competir con sus coches, y existen clubes, más grandes o más pequeños, y campeonatos en numerosas ciudades españolas. Los socios del club terminan convirtiéndose en un grupo de amigos con un fuerte nexo común.
En el aspecto personal, Alfredo Campos, Pere Tarragó y Antonio Alcaraz están convencidos de que con la práctica del modelismo se adquieren ciertos hábitos muy saludables. Encerrarse en su taller, ponerse a trabajar, escuchando música o la radio, es para ellos todo un relax que mantiene su mente despierta y confiere agilidad en las manos. Porque para fabricar piezas pequeñas, ensamblarlas con cola o pulir y pintarlas a mano o con aerógrafo “hay que tener pulso”, dice Tarragó.
Por tanto, practicar asiduamente el modelismo proporciona un gran equilibrio anímico, indica Campos. “Por muy nervioso que haya llegado del trabajo, a los diez minutos de estar ocupado con la lupa el modelista adquiere la precisión de un cirujano”, relata Campos, mientras pone como ejemplo cómo se va aplacando en su taller la fogosidad de su nieto, que ahora cuenta con 7 años y a quien está inculcando esta afición, mientras saca virutas de un listoncillo de madera.
Psiquiatras y psicólogos recomiendan a los enfermos practicar algún hobby. Los aficionados al modelismo están seguros de sus bondades. No deja lugar al aburrimiento ni a la depresión, dicen. Está comprobado que favorece la psicomotricidad fina. Por ello asociaciones de tiempo libre, como ECAM en Valladolid, instruyen en modelismo a jóvenes y mayores. “Es el camino para que muchos chavales y chavalas conozcan otra forma de diversión y superación”, afirma Nacho Iglesias, uno de sus responsables, mientras distingue dos tipos de modelistas: el de aquellos que les gusta la actividad de construcción de modelos y preparación en el taller (suelen ser chicos y chicas metódicas y muy pacientes a las que les importa el trabajo bien hecho aunque les suponga muchas horas) y el de personas más activas físicamente a las que les gusta mucho volar modelos o conducir sus coches y barcos. Este segundo grupo sería el que se acerca después a la competición.
¿Qué se necesita? Tiempo y ganas de hacer bien las cosas. Sólo hay que saber “bricolear un poco”, expone Fran Rodríguez. Luego, si se desarrolla bien este hobby se van adquiriendo conocimientos de mecánica, electrónica, física, ingeniería, historia…
Además, gracias a las posibilidades de contacto que brinda Internet, el modelismo ha sufrido una gran revolución. Hoy día es frecuente que pongan en común sus experiencias modelistas aficionados de todos los continentes y que sus páginas enlacen con otras del mismo u otro idioma. No importa, lo interesante es poder compartir la misma ilusión por hacer grandes pequeñas obras, estáticas o dinámicas.