Dentro de las sustancias nutritivas que precisan las plantas hay un grupo, los oligoelementos, que son considerados necesarios, aunque en cantidades muy pequeñas, para que las plantas puedan realizar correctamente sus funciones fisiológicas y crezcan satisfactoriamente.
El hierro y el manganeso son unos oligoelementos totalmente precisos, ya que su carencia favorece el amarilleo de las hojas. En suelos calcáreos hay una gran escasez de estas sustancias, ya que el calcio las bloquea. La familia de las azaleas, los rododendros y las camelias son las que más demandan la presencia de el hierro y el manganeso en el sustrato sobre el que se asientan.
La ausencia de molibdeno se da principalmente en suelos ácidos, y provoca la aparición de un follaje escaso. Las brasicas requieren una dosis extra de este componente para poder desarrollarse.
En la mayoría de los suelos arenosos puede encontrar escasez de boro, zinc o cobre, sustancias especialmente necesarias para el desarrollo de las frutas y hortalizas.
Por ello es conveniente vigilar y cuidar las plantas, procurando compensar con agentes externos las carencias del suelo, aun tratándose de sustancias de tercer orden como éstas. Siempre es necesario saber qué nutrientes requieren los ejemplares, conocer que a lo largo de su época vegetativa requerirán de un mayor aporte de éstos e írselos dando a través de abonos sólidos o líquidos; éstos últimos podrán ser añadidos al agua de riego.