El uso del papel de lija es necesario para muy diversas tareas, sobre todo en trabajos de carpintería de madera, pero también sobre otras superficies como metal, vidrio, plástico y cerámica. La tarea y el material sobre el que se ha de trabajar determinan el tipo de lija más apropiado. En este artículo se reseñan las características del papel de lija, sus materiales y texturas, así como de otras herramientras abrasivas, como la lana y cepillos de acero, limas y escofinas. Además, se aportan varias medidas de seguridad para lijar y desbastar.
Características del papel de lija: materiales y texturas
El papel de lija es una herramienta común y de gran importancia en numerosas tareas de bricolaje y carpintería, sobre todo para preparar la madera antes de encolarla o pintarla, aunque también se puede usar sobre otra clase de materiales y para fines diversos. Su composición es simple: una base de papel, más o menos gruesa (aunque también se confeccionan lijas en tejidos de algodón, poliéster y fibra vulcanizada), que lleva adheridas partículas o granos de materiales abrasivos, como carburo de silicio, óxido de aluminio o corindón de circonio. Esto le da un carácter rugoso, que desbasta y pule las superficies sobre las que se pasa de forma repetida.
Con respecto a los tipos de grano, conviene destacar que el de óxido de aluminio es el más común, redondeado y resistente, apto para materiales que producen virutas largas, como la madera y el metal. El de carburo de silicio, en cambio, es un grano anguloso y frágil, recomendado para el trabajo sobre superficies sólidas y resistentes como vidrio, piedra, mármol, plásticos, goma o cerámica. El de corindón de circonio, por su parte, se aconseja sobre todo para lijar acero inoxidable, debido a su gran resistencia y duración. También existen otros materiales utilizados como grano, como granate, esmeril, polvo de vidrio y hasta arena natural (de hecho, en inglés el papel de lija se llama «sandpaper», es decir, «papel de arena»).
Las lijas más gruesas se emplean cuando es necesario quitar mucho material; y las más finas, cuando se busca una buena terminación
En general, los papeles de lija se clasifican según su textura. Se emplea una escala numérica, basada en la cantidad de granos existentes por pulgada cuadrada. Por eso, las cifras más bajas indican las lijas más gruesas y rugosas, mientras que las cifras más altas, las de textura más fina. Una lija con grano de entre 30 y 50 es muy gruesa; entre 60 y 80 se considera gruesa; entre 100 y 120 media; entre 150 y 180 fina; y de 240 (hay de hasta 600), muy fina.
Las lijas más gruesas se emplean para superficies en las que es necesario quitar mucho material, ya sea porque esté muy despareja o porque resulte necesario generar irregularidades para una mejor adherencia de cola u otra sustancia de pegado. Las más finas se utilizan, en cambio, cuando lo fundamental es dar una buena terminación a la superficie. De poco valdrá el uso de una lija muy fina sobre una superficie muy áspera: antes convendrá alisarla con una lija más gruesa.
Otras herramientas abrasivas: la lana de acero
La lana de acero constituye un estupendo complemento para el papel de lija. Es una especie de estropajo fabricado con filamentos de acero. Al apretarlo, la sensación al tacto es parecida a la que se tiene al apretar un manojo de lana. De ahí deriva su nombre. Su principio de funcionamiento es diferente al de la lija: mientras esta última arrastra el «pelo» de las superficies (en particular, de la madera), la lana de acero lo corta. Por eso, no sirve para rebajar las superficies, pero sí para alisarlas mejor antes de aplicar barniz o cualquier otro producto de acabado.
Mientras el papel de lija arrastra el «pelo» de las superficies, la lana de acero lo corta, y por eso las deja más suaves
Al igual que el papel de lija, la lana de acero puede ser gruesa, media o fina. Las categorías se diferencian por la cantidad de ceros de su nombre. La lana de tipo 0 es la más gruesa y se emplea, sobre todo, para decapar y limpiar madera. La de tipo 00 es media, idónea para suavizar la superficie antes y después de barnizar o pintar. La más suave, de tipo 000, es apropiada para aplicar ceras sobre madera y para limpiar, pulir y sacar brillo a metales.
Limas, escofinas y cepillos de acero
Otras herramientas que también son de gran ayuda en estas tareas, y que complementan las funciones del papel de lija, son las limas y escofinas. En ambos casos, son herramientas de acero templado, alargadas, que permiten desgastar las superficies. Las limas tienen estrías y sirven tanto para desbastar como para alisar superficies, mientras que las escofinas son más gruesas y poseen dientes que quitan material de manera más veloz, pero con una terminación mucho más irregular. En general, tanto unas como otras se clasifican por la forma de su corte transversal: planas, redondas y de media caña (semicirculares). Y en el caso de las limas, también las hay triangulares.
Una herramienta más, también relacionada con estas tareas, es el cepillo de acero. Con o sin mango, este adminículo facilita la tarea de decapar superficies. Es muy abrasivo, por lo cual al emplearlo se debe prestar especial atención a varias normas de seguridad como las que se enumeran a continuación.
Lijar a mano no es una tarea especialmente peligrosa, pero, de todas formas, es necesario seguir una serie de pautas de seguridad para evitar contratiempos. Las principales son las siguientes:
El uso del papel de lija, lanas y cepillos de acero, limas y escofinas genera polvo y virutas, que pueden resultar muy daniños para los ojos. Por lo tanto, es fundamental protegerlos con gafas o antiparras adecuadas.
Si se produce demasiado polvo, además de los ojos, es importante resguardar las vías respiratorias, de manera que también se hace necesario el empleo de mascarilla.
Para evitar daños en la piel de las manos, uñas, etc., es aconsejable el uso de guantes.
No soplar la superficie sobre la que se trabaja, ya que esto levanta el polvo y lo puede volver hacia el propio rostro. Mejor es deslizarlo con un paño para que caiga al suelo.
Asegurarse de que el objeto que se lija o se desbasta esté bien firme, ya sea con un tornillo de banco o bien por su propio peso. Si se desplazara durante el trabajo, podría causar heridas.
Puede ser muy útil el uso de tacos de madera en los cuales envolver el papel de lija . De ese modo se evitan posibles rozamientos excesivos, “quemaduras” y otras heridas.