Las paredes curvas pueden estar determinadas por el diseño arquitectónico original de una casa o edificio, o se pueden encargar en el momento de afrontar una reforma. En ambos casos, ofrecen muchas posibilidades de dar personalidad al salón. Este artículo muestra la relación entre paredes curvas y muebles rectos, las alternativas ante paredes cóncavas y convexas y la presencia de líneas curvas en mesas, alfombras, espejos y otros objetos.
Paredes curvas, muebles rectos
La presencia de una pared curva, en contraste con las líneas rectas del resto de las paredes y con la decoración general del salón, otorga múltiples posibilidades de decoración, además de un estilo moderno que permite romper con la monotonía y las formas más vistas. Por eso, pese a que en primera instancia aparece como un problema y algo negativo, puede ser una buena oportunidad para aportar un estilo diferente y más personal a la decoración de ese espacio.
Se debe evitar que muebles rectos queden pegados a paredes curvas, para que no haya huecos que afeen la decoración
Es posible que una pared curva derive de una necesidad o una causa de fuerza mayor (como que la curva corresponda a la esquina del edificio, diseñado así de forma original por el arquitecto en cuestión), pero también que sea el resultado de una reforma, con el único fin de aportar estilo y distinción a la estancia. En el primer caso, salvo que se modifique mediante una reforma, habrá que adaptarse a las circunstancias, mientras que en el segundo se trata de una decisión personal que puede arrojar muy buenos resultados.
Por regla general, se debe evitar que muebles rectos estén pegados a paredes curvas. Si se coloca un mueble así, entre él y la pared quedará un hueco que solo puede tener resultados negativos para la decoración y el aspecto general de la estancia. Según cada caso, habrá que buscar la manera para que sofás, sillones, mesas o cualquier otro mueble se ubiquen junto a otras paredes que sean rectas.
Paredes cóncavas y convexas
Una pared curvada crea dos tipos de espacios: uno cóncavo y el otro convexo. Si es el lado cóncavo el que queda hacia el salón, esto genera un «hueco», que puede ser ocupado tanto por adornos que cuelguen de la propia pared como por algún pequeño mueble, como una mesa.
Pintar la pared curva de un color distinto al del resto es una decisión acertada, para que se destaque aún más
Hay que tener en cuenta que tanto adornos como muebles se deben adaptar a la forma de la pared. Si son de líneas rectas (como un cuadro o un estante), salvo que sean muy pequeños, no quedarán bien. En cambio, sí son acertados los muebles con líneas curvas (como una mesa redonda o una estantería para libros, discos, películas, etc. que incluya torsiones y curvaturas) o los adornos pequeños, como pueden ser artesanías (del tipo «atrapasueños») o fotos.
Si el lado que da al salón es el convexo, se produce una especie de saliente más difícil, al menos en principio, de decorar. En estos casos conviene ser minimalista: que se luzca la propia pared. Mucho más si se ha tomado la acertada decisión de dar a esa pared un color distinto al del resto del salón. Y en todo caso, se pueden emplear también colgantes pequeños o una mesa pequeña en la que se ubique el teléfono o algún otro objeto.
¿De qué otro modo las curvas pueden destacar en el salón y representar un toque de modernidad entre tantas líneas rectas? Un caso es la mesa. Existen mesas redondas de diseños muy novedosos, en colores variados, distintos tamaños e incluso extensibles. Las extensibles en general, en su formato grande, quedan alargadas, con forma de pista de atletismo, pero hay diseños modernos que permiten expandirlas manteniendo su forma circular.
Otra posibilidad está dada por las alfombras, que pueden ser redondas o bien incluir líneas curvas con distintos diseños, como de “ondas”, arco, semicírculo, etc. Estas alfombras -que pueden ser también cobertores para el suelo de material sintético transparente- se comercializan en diversos formatos, pero también se pueden adquirir con figuras regulares y luego recortarlas para darles la forma deseada.
Y luego están, por supuesto, los cuadros, espejos y otros colgantes para las paredes rectas. Ni los cuadros ni los espejos deben ser siempre rectangulares: pueden ser ovalados, semicirculares, con forma de medialuna… y un largo etcétera. Esto queda a elección de su diseñador y de quien quiera adornar su salón (o cualquier otra estancia de la casa) con ellos y buscar las mejores combinaciones posibles, para sacar de la conjunción de líneas rectas y curvas los mejores resultados.