El estucado es una de las técnicas de pintura más apreciadas. Su resultado imprime un estilo diferente al hogar, aunque en general se recomienda en pequeñas superficies o zonas de paso, ya que puede reducir visualmente los espacios. Se trata de una técnica muy laboriosa que, además, resulta cara si se encarga a un pintor profesional. De ahí que se busquen alternativas más económicas.
Un buen sustituto es el falso estuco. El resultado se asemeja a otras técnicas decorativas como el esponjado o trapeado. Como éstas, se puede utilizar en diferentes espacios, incluso en aquellos en los que se produce una mayor concentración de humedad. Gracias a su acabado es muy práctica en el baño o la cocina.
Las paredes decoradas con falso estuco se pueden lavar. La acumulación de grasa no es un problema. Son superficies resistentes sobre las que se puede pasar un trapo húmedo para eliminar cualquier rastro de suciedad.
¿Cómo se consigue?
Esta técnica se realiza en dos pasos. Primero se cubre la pared con una capa de pintura plástica y, una vez seca, se reproduce el falso estuco. Se puede elegir el mismo color en ambas capas o diferentes, de manera que la segunda destaque sobre el fondo y aumente el contraste.
El color se extiende sobre la pared con una paletina y movimientos en diferentes direcciones
El acabado se consigue con una veladura al aceite mezclada con óleo. La veladura se compone de una parte de barniz, dos de aguarrás y otra de aceite de linaza. A su vez, en un recipiente limpio se disuelve el óleo -del color elegido- con un poco de aguarrás y se añade a la mezcla anterior.
Este compuesto se extiende sobre la pared con una paletina, que debe moverse en diferentes direcciones para lograr el efecto típico del estuco. A continuación, con un difuminador se termina de extender la veladura hasta obtener el resultado deseado. Cada cierto tiempo, hay que retirar el exceso de veladura con un trapo limpio para evitar la sensación de «goteo» sobre la pared.
Una de las principales ventajas de este tipo de técnicas es su facilidad para disimular las irregularidades de una pared. Al carecer de trazos continuos, cuando aparecen grietas resulta sencillo arreglar la zona estropeada sin que se note. En todo caso, según el tiempo que haya pasado desde la última vez que se pintó, la zona reparada destacará por tener un color más brillante.