A cualquiera le gusta ver las flores cultivadas en el jardín floreciendo y cubriendo de alegría los espacios que rodean la casa. Pero también es importante disfrutar de ellas en el interior del hogar y no sólo en los tradicionales tiestos, sino que cada uno puede componer sencillos o complejos arreglos florales que sin duda serán un excelente centro de atención.
Si no se es un experto en la materia, se puede comenzar elaborando arreglos pequeños, coquetos, en los que el buen gusto es lo que se debe de imponer. Además, en ocasiones, la sencillez prima sobre las grandes composiciones, otorgando a su vez una sutil elegancia a ciertos rincones de cada hogar.
Para que la composición tenga una estructura más bonita, es recomendable hacerse con piedras de río y cantos rodados de diferentes tamaños que tengan el color y la forma que a cada uno más le guste. Luego, es conveniente elegir una flor que disponga de un tallo largo, erguido y un colorido que contraste con el de los cantos rodados. Ahora sólo queda introducir las piedras en un recipiente transparente y distribuirlas de tal manera que sujeten la flor cortada. La elección es personal y queda en las manos de cada uno. El único requisito que hay que tener en cuenta consiste en que el tallo del ejemplar es aconsejable que sea más alto que el recipiente elegido para que la planta sobresalga.
Otra buena idea para albergar plantas en casa de una forma original reside en cultivarlas en el interior de recipientes de cristal.
Entonces, la decisión fundamental es la elección de la flor. Obviamente no todas las flores son válidas para brillar por sí solas en un recipiente austero y sin ningún tipo de ornamentación extra. Algunas de las especies que sí dan este juego son las orquídeas, el ave del paraíso, la spatiphyllus, el gladiolo o el jacinto entre otros. El decantarse por una u otra flor estará determinado por el colorido y el ambiente que le rodea.
Por último se elige el recipiente. Como la mayoría de las flores serán alargadas y estilizadas, el recipiente también juega su papel. Y tanto para resolver cualquier cuestión práctica, que no se doble el tallo de la flor y aguante bien su peso, como por favorecer la estética que se quiere implantar, el jarrón es conveniente que sea largo. La fórmula más recomendable puede ser decantarse por un recipiente de cristal, transparente y de cuello largo y fino, al que se le añadirá nada más que agua.
A la hora de elegir la flor y el recipiente hay tener en cuenta varias cosas:
-Que tanto los recipientes como las flores han de ser proporcionales.
-Deben encajar bien cromáticamente, el recipiente y el color de las flores.
-Como contenedor puede servir cualquier recipiente, transparente o no, que tenga una funcionalidad en la cocina, como puede ser el caso de determinadas hueveras, aceiteros, etc.
-Para elegir la planta es aconsejable conocer que existen variedades en miniatura de especias más grandes.
Una opción puede ser, por tanto, elegir como maceta un recipiente con forma de huevo partido por la mitad e introducir en él unas margaritas diminutas.
Teniendo claro lo anterior y una vez elaborado el arreglo, no menos importante es su localización. Es recomendable ubicarlo en lugares adecuados, como pueden ser las superficies reducidas, mesas auxiliares, estanterías, etc., es decir, nunca sobre una enorme mesa de comedor.
Con estos sencillos y prácticos consejos ya se ha dado el primer paso en el bonito arte de realización de arreglos florales. Aparte de llevar el buen gusto y la elegancia a cualquier rincón de la casa.
Contraste cromático
Por otro lado, en la preparación de arreglos florales hay que tener en cuenta la influencia de la época del año en la que se está, ya que en función de la temporada se tendrá acceso a un tipo de flores u otro. Este condicionante lógico hace que el abanico cromático varíe enormemente en las diferentes estaciones del año.
Llegada la primavera, el baño de color con el que se impregnan los jardines puede ser trasladado perfectamente al interior, realizando incluso contrastes más atrevidos.
Una propuesta sencilla consiste en la belleza y los colores vivos de los ranúnculos persas que pueden ser combinados con el verde intenso de sus hojas y un recipiente de vidrio, totalmente transparente, el cual se rellenará de una grava de pequeñas dimensiones, que presente un color especialmente llamativo. En esta ocasión se ha combinado el fucsia de los pétalos con el amarillo de la grava y viceversa. El resultado visual es innegable, sobre todo si se complementan las dos opciones, así que se pueden llevar a cabo diferentes asociaciones hasta lograr un toque personal en el arreglo floral utilizando esta bella flor.