Suelos de diseño. Para quienes huyen de estilos clásicos y, en especial, de materiales tradicionales como la cerámica y la madera, los pavimentos vinílicos son una solución. Se caracterizan por un mantenimiento sencillo, una amplia gama de colores y estilos, capaces de imitar la madera o el mármol, y gran resistencia al desgaste.
Al contar con una base de materiales plásticos como el poliuretano, el PVC o la fibra de vidrio, estos suelos resisten la abrasión, los arañazos, las manchas de bolígrafo o rotulador y reducen la adherencia del polvo, que se elimina fácilmente con un trapo. En este sentido, son especialmente útiles en habitaciones infantiles, colegios, hospitales o comercios, ya que aguantan bien el tránsito intenso de personas y personalizan los ambientes.
Entre las desventajas, los muebles que ocupan habitaciones decoradas con pavimento vinílico deben contar con protección en las patas, puesto que pueden dañarlo o dejar marca. Por su parte, el mobiliario y las sillas con ruedas, en ocasiones, lo estropean también al rozar la superficie.
Instalación
Los suelos sintéticos se comercializan en rollo y en losetas para facilitar la instalación. El resultado es un suelo de aspecto continuo que se puede pisar tras colocarlo. Se superpone directamente sobre el pavimento anterior, aunque no responde bien al contacto con madera.
Se fija directamente sobre el pavimento anterior y se puede pisar tras colocarlo
Es conveniente extender el material en el suelo antes de instalarlo para que se adapte a la temperatura y nivel de humedad de la estancia. Ambos factores influyen en el nuevo pavimento y provocan que éste se contraiga o dilate, por lo que es aconsejable que experimente estos movimientos antes de instalarlo. Asimismo, hay que asegurarse de que la superficie está lisa, nivelada y en buenas condiciones.
Por otro lado, para ajustar correctamente las losetas o el rollo a la superficie, las piezas se cortan con una sierra o un cúter. Hay que tener en cuenta que las losetas deben fijarse a un centímetro de la pared para que puedan dilatarse y contraerse, mientras que el rollo ha de cortarse primero en las esquinas, alisarse con precisión para que no queden burbujas y, finalmente, recortarse en todo el perímetro. A menudo, las losetas presentan unas ranuras en los laterales para anclarse unas a otras, sin adhesivos. Los rollos, en general, se pegan con cola o cinta de doble cara.
Los pavimentos decorativos están de moda. Con ellos se personalizan los suelos con colores y diseños atrevidos. Así, junto a los materiales plásticos han surgido pavimentos de resinas poliméricas y otras partículas, con los que se consiguen nuevos colores y texturas.
El resultado son suelos de gran durabilidad, muy empleados en espacios transitados, y sin juntas. Se colocan fácilmente sobre varios soportes, especialmente el hormigón, sin necesidad de obras. Sobre ellos se pueden estampar diseños exclusivos o logotipos. En cuanto al mantenimiento, es también sencillo: se limpian con un paño humedecido en agua o productos no agresivos. No se deben emplear disolventes.