La pintura de pizarra puede ser muy práctica. Una vez aplicada, imita la textura de una pizarra escolar, ideal para escribir anotaciones en la pared o dejar que los más pequeños dibujen sobre ella. En general, es una pintura sintética de acabado mate y dura. Los colores estándar son el negro y el verde, pero también está disponible en otros tonos como el rosa, el azul, el rojo o el naranja.
Con este producto se puede crear una zona de anotaciones en la cocina, delimitada por un marco, o decorar una zona de juegos en las habitaciones infantiles. Está ideada para aplicar sobre paredes lisas de yeso o cemento, aunque también admite bien el pintado de superficies de madera, siempre que estén convenientemente preparadas.
El pintado se realiza con brocha, rodillo o pistola. Lo habitual es cubrir la superficie con dos capas finas. La segunda de ellas debe aplicarse una vez que la primera está completamente seca. En algunos casos, será necesario recurrir primero a una capa de selladora, para que actúe a modo de imprimación.
Antes de escribir o dibujar sobre la superficie, conviene que transcurra un periodo mínimo de varios días para asegurar que la pintura está seca por completo. Las tizas clásicas blancas o de colores son el mejor recurso para dibujar. No obstante, es aconsejable seguir las recomendaciones del fabricante en este sentido, ya que determinados productos pueden rayar la superficie o dificultar el borrado de las anotaciones.
No es conveniente utilizar productos de limpieza con ceras o abrillantadores
En concreto, para eliminar los restos de tiza no es conveniente utilizar productos de limpieza con ceras o abrillantadores. Si se hace así, es posible que la tiza resbale y sea imposible escribir sobre la superficie. Un trapo húmedo o un borrador servirán para hacer desaparecer las anotaciones, aunque es posible que, con el tiempo, queden marcas blancas en la pared.