Aunque su uso no esté muy extendido, hay pinturas que cambian de color en función de la temperatura a la que estén sometidas. Se denominan pinturas termocrómicas y ofrecen diversas posibilidades. Este artículo señala algunas de las más importantes, relacionadas tanto con la prevención de accidentes como con la decoración en el hogar, así como en el desarrollo de sistemas que adviertan cuando un alimento ha estado a temperaturas más altas que las recomendadas para su correcta conservación.
Se llama pintura termocrómica a la que cambia de color cuando es sometida a distintas temperaturas. Esto es posible gracias a la inclusión en su composición de pigmentos termocrómicos, que pueden ser orgánicos o inorgánicos (polímeros). Este producto no está demasiado extendido pero tiene múltiples aplicaciones posibles, que van desde la prevención de incendios o de accidentes en la carretera hasta el uso decorativo en el hogar.
Prevención de accidentes con pintura termocrómica
Las primeras implementaciones de esta clase de pintura -de la que se puede ver una muestra en este vídeo– se centraron en el objetivo de la reducción de riesgos. Para radiadores, motores, equipamiento doméstico o puertas antifuego, esta pintura supone una utilidad importante, ya que es capaz de alertar a simple vista cuando se alcanzan temperaturas que representen un problema o peligro de sobrecalentamientos, incendios, explosiones, etc.
La pintura termocrómica puede ayudar a evitar gastos superfluos y mejorar el cuidado de las plantas de interior
En ocasiones, el factor de riesgo no es la temperatura elevada sino, por el contrario, demasiado baja. Un caso es el de las carreteras, que cuando se congelan reducen en buena medida el grado de maniobrabilidad y control de los conductores sobre los vehículos. Las pinturas termocrómicas «pueden indicar la presencia de hielo en las carreteras sin necesidad de sensores separados ni sistemas de suministro de energía», tal como señaló un estudio publicado en 2006 por la Fundación CIDEMCO. Con la aplicación de esta pintura en el asfalto, los conductores podrían conocer al instante el estado de cada sitio exacto del pavimento, y actuar en consecuencia. Este trabajo fue encargado por el Observatorio Químico Industrial del Ministerio de Industria, Turismo y Comercio y se tituló ‘Análisis de las líneas de I+D+i a nivel internacional. Comparación con la realidad nacional’.
La pintura termocrómica en la decoración
Pero la prevención de accidentes es solo una de las áreas en las que las pinturas termocromáticas resultan de gran utilidad. Otra es la decoración, ya que una pintura que cambia de color con la temperatura ofrece muchas posibilidades.
Una de ellas es la de emplearla en la habitación de los niños. Pero no hace falta que sea en todo el dormitorio: una pared, o una parte de ella, que cambie de color con el calor que proporciona el contacto del cuerpo humano puede resultar una enorme fuente de entretenimiento y diversión. Y más aún si estas superficies se pintan con colores distintos, que a su vez generen al tacto otras tantas tonalidades.
En un dormitorio infantil, la pintura termocrómica puede resultar una enorme fuente de diversión
Otra posibilidad decorativa no tiene que ver con juegos y entretenimientos, sino con el cambio de aspecto de una estancia según la época del año. Colores fríos como el azul o el verde pueden proporcionar una sensación de frescura para los meses de verano, mientras que los tonos más cálidos, como el rojo y el amarillo, contribuirán con un efecto psicológico de calor en la temporada invernal.
Incluso se puede hacer que los muebles varíen de color con las distintas temperaturas ambientales, tanto por motivos estéticos como para advertir si, al estar demasiado cerca de una fuente de calor, puede resultar afectado. Es decir, puede ser una manera de indicar cuándo es conveniente bajar la calefacción, lo que puede ser muy interesante para evitar gastos superfluos, y de ese modo ahorrar dinero y proteger el medio ambiente, y también para un mejor cuidado de las plantas de interior.
Existen dos tipos de pintura termocrómica: reversible e irreversible.
Para todos los usos mencionados (prevención de accidentes con radiadores, eletrodomésticos, en carreteras, etc., o decorativos) se deben emplear pinturas reversibles, es decir, que modifica su color con un cambio de temperatura y luego retorna a su color original.
Como su nombre indica, la pintura termocrómica irreversible no vuelve al color primigenio una vez que se ha modificado. Para este tipo de pintura se ha pensado una aplicación que puede resultar muy útil: la de señalar cuando un alimento ha permanecido a temperaturas más elevadas que las recomendadas para su conservación. El estudio de la Fundación CIDEMCO explica que “mediante la incorporación de esta tinta en el código de barras, se puede realizar un sistema automático de detección y rechazo, así como un aviso visible para el consumidor”. Esta tecnología aún no está disponible para estos fines, pero puede representar un importante paso en el ámbito de la seguridad alimentaria.