La pintura sobre tela es una técnica sencilla que permite adornar cualquier parte de la casa o prenda de vestir con los diseños que se deseen, originales y personalizados. La tela se puede emplear tanto para cubrir paredes enteras como pequeñas superficies, además de realizar con ella diseños colgantes que sirvan como espacios de almacenamiento. En el caso de la habitación de los niños, la gran ventaja adicional es la posibilidad de hacer partícipes de la tarea a los más pequeños. Esta implicación hará que los niños se sientan mucho más cercanos al resultado final, además de ser una vía para desarrollar su creatividad.
Pintura sobre tela, sencillez y creatividad
Si se piensa utilizar la técnica de pintura sobre tela, la primera decisión que se debe tomar es dónde se ubicará el producto final: puede ser una pieza de tela que cubra parte de la pared, como lo haría un póster, o bien un colgante con bolsillos tipo canguro, para guardar allí juguetes, el pijama, libros o revistas. Otras opciones están determinadas por lo que la propia creatividad disponga.
Para pintar la tela se deben buscar motivos que no sean demasiado difíciles de dibujar ni de colorear
En función del uso que se dé al diseño, la decoración y el estilo del resto de la estancia, se determinarán los dibujos o motivos que se realizarán en la tela. Para esta labor, es fundamental el gusto del niño: las opciones varían desde dibujos sencillos, como flores, pelotas de fútbol o palabras, hasta otros más complejos, como personajes de dibujos animados. La idea también puede ser una imagen no figurativa, como círculos concéntricos o rayos que partan desde un punto central, entre otras propuestas. En cualquier caso, siempre se debe tener presente que los motivos no sean demasiado difíciles, no solo al dibujarlos, sino al colorear. Mucho más si la idea es propiciar al máximo la participación de los pequeños en la actividad.
En cuanto a los materiales que se utilizarán, la tela que mejor se adapta a la pintura manual es la de algodón. En otra clase de telas también se pueden realizar trabajos de pintura, pero en ciertos casos, la penetración y adherencia de la pintura no será la misma y la calidad del resultado final se verá perjudicada. La pintura, por su parte, debe ser especial para tela. Esta se adquiere en tiendas especializadas en productos de bricolaje o artes plásticas. Para aplicar la pintura, el instrumento idóneo es un pincel de punta fina, de entre 3 y 5 milímetros, según el tamaño y el nivel de detalle de los dibujos.
Cómo pintar sobre la tela
El primer paso para pintar la tela pasa por efectuar sobre esta el dibujo elegido. La opción más sencilla es calcar el diseño de un modelo en papel, aunque si quien «dirige» la obra tiene talento como dibujante, puede animarse a ejecutarlo sobre la tela sin pasos previos. Si el tejido es blanco o de un tono claro, se coloca el papel por debajo y, puesto que los trazos resultan visibles a través de la tela, se copia sobre ella el dibujo con lápiz. En caso de que esto no sea posible, debido a que la tela sea muy gruesa o de un tono oscuro, la alternativa es colocar el papel encima y, entre ambos, un papel carbón. Al pasar el lápiz sobre el dibujo, este se replicará en la tela.
Conviene pintar la tela primero con los colores claros y seguir con los oscuros, ya que tapan los primeros y corrigen errores
Una vez delineados los contornos, llega el momento de pintar. En este paso, los niños pueden tener su mayor participación. Hay que comenzar por los colores más claros y luego emplear los oscuros, ya que estos últimos tapan a los primeros y, por lo tanto, permiten corregir posibles defectos e irregularidades. Por el mismo motivo, el grado de atención debe aumentar a medida que se emplean colores más oscuros, dado que el margen de error se reduce. De todas maneras, con los rotuladores para tela es posible tanto arreglar pequeños defectos, como añadir detalles que mejoren el resultado final.
Para evitar que la tela se empape y absorba más pintura de la aconsejable, un buen recurso consiste en colocar debajo de esta un papel absorbente. Puede ser papel de rollo de cocina, para que haga las veces de secante. De este modo, en la tela quedará solo la pintura necesaria. Otro complemento muy útil es una superficie rígida que funcione como atril para sostener la tela. Un rectángulo de cartón resulta, en general, apropiado. Con pinzas para la ropa, se mantiene unido el conjunto de tela, papel absorbente y cartón.
Se debe dejar que la pintura se seque antes de aplicar un color distinto. De lo contrario, la pintura nueva se mezclará con la capa anterior, así como los colores. Esto, salvo que sea el efecto buscado, puede arruinar la obra.
La pintura sobre tela no requiere cuidados especiales. Sí conviene, una vez que se ha terminado el trabajo y se ha dejado secar durante al menos 24 horas, planchar la tela por el reverso. Esto ayudará a que la pintura termine de fijarse. Si la pintura específica que se ha utilizado exige algún otro tipo de tarea o atención, se deberá informar de ello en sus instrucciones.
Tras este proceso, la tela pintada se lavará sin problemas en la lavadora, aunque eso sí, debe hacerse con agua fría, ya que es una prenda delicada.