A veces, dar con el color de pintura que se busca puede ser complicado. Se encuentran tonos más claros u oscuros, pero no el color exacto que se desea para una determinada estancia o zona de la casa. En estos casos, una solución práctica es mezclar varios colores de pintura. Esta técnica permite combinar diferentes tonos hasta dar con el que se busca.
El proceso se puede realizar de forma manual o con máquina mezcladora. Los colores que no se encuentran se fabrican. Son pinturas a la carta que crean tonalidades únicas, amplían la gama cromática y consiguen colores muy concretos.
Mezclas con tintes y esmaltes
Entre las posibilidades más sencillas destaca la combinación de pintura blanca con tintes de colores. Lo más importante cuando se trabaja así es anotar la referencia de la pintura, así como la cantidad que se emplea, por si fuera necesario repetir la mezcla y obtener el mismo tono.
La pintura se puede combinar con tintes de colores o mezclarse con esmalte
Es preferible añadir el tinte poco a poco y removerlo con una brocha pequeña a medida que se vierte. De esta forma, se controla mejor el color que surge de la mezcla hasta obtener la tonalidad deseada. Además, con la misma brocha que se utiliza para remover, se pueden hacer pruebas de color.
Por otro lado, cuando se utilicen esmaltes, estos deben añadirse a la pintura junto con una pequeña cantidad de agua o aguarrás, según el tipo de producto. Asimismo, para alcanzar tonos suaves, se utiliza en general el doble de esmalte que cuando se quieren conseguir tonos oscuros. La cantidad de esmalte determina el grado de saturación.
Una regla fundamental al mezclar colores es la precisión en las cantidades. Hay que dosificar la pintura y combinar los productos con cuidado. Los tintes o esmaltes suelen disponer de un tapón dosificador para calcular la cantidad de producto que se vierte. No hay que olvidarse de apuntar el número de tapones que se utilizan en cada mezcla.