Las pinturas de tonos metálicos marcan tendencia frente a una paleta de colores vivos que ha perdido peso en la decoración. La apuesta más actual recurre a este efecto que busca imitar el hierro, el oro, el acero, el cobre, el topacio e, incluso, el óxido o metal envejecido, apropiado para ambientes modernos, industriales, que rompen con el estilo tradicional.
Los colores oro, plata y bronce son los tres tonos básicos de la pintura metalizada. Una lista que se completa con tonalidades rojizas, ocres, azuladas, lilas o verdes, caracterizadas siempre por un acabado brillante.
Imagen: Ali Farid
La pintura metalizada se puede emplear en paredes, techos o mobiliario. Sirve para cubrir grandes superficies, pintar pequeños detalles -como franjas o dibujos- y decorar adornos. En cuanto a los materiales, se aplica sobre madera, yeso, cemento o hierro, aunque los mejores resultados se obtienen en las propias superficies metálicas.
Consejos de utilización
Como ocurre con la mayoría de las tintas, antes de aplicar la pintura metalizada hay que eliminar cualquier resto de polvo, grasa o pintura para conseguir que el acabado sea homogéneo. Posteriormente, si la superficie es porosa, conviene aplicar una imprimación para sellar los agujeros y que el producto agarre mejor. Si no aparecen poros, se puede aplicar directamente la pintura.
Es preferible pintar varias capas finas para regular el color y la cantidad de brillo
En cuanto a las capas, es preferible pintar capas finas. La tonalidad y brillo que adquiere la pintura metalizada dependen de la cantidad de producto que se utiliza. Por ello, si se pintan varias capas finas, en lugar de una capa gruesa, el color se gradúa más fácilmente, se regula mejor el brillo y, en definitiva, la superficie sobre la que se pinta queda más protegida.
Tradicionalmente, la pintura metalizada se ha utilizado en el sector de la automoción. Mediante pigmentos de cinc, acero inoxidable, níquel o aluminio se consiguen reflejos metálicos que aportan brillo al vehículo. Ahora esta técnica traspasa fronteras y se asienta en ambientes domésticos, donde la mezcla de pintura con pigmentos de aluminio o dióxido de titanio, entre otros, da lugar a nuevas tonalidades metalizadas. Las posibilidades son aún limitadas, pero el acabado es innovador e, incluso, resiste su aplicación en exteriores.
Los pigmentos metalizados son la base de cada tonalidad
En concreto, los mejores acabados se obtienen en superficies metálicas, como verjas o mobiliario de exterior. Esta pintura realza el aspecto metálico, devuelve el brillo y evita la corrosión. Para ello, los pigmentos metálicos son tratados para emplearse en aplicaciones acuosas, a la vez que se refuerzan con productos específicos para mejorar su resistencia a los agentes externos.