Tanto en baños como en cocinas, el vapor de agua y la elevada condensación son constantes que aconsejan el empleo de azulejos, puesto que son más resistentes a estos factores que la pintura.
En estas zonas húmedas, en la pintura al temple pueden aparecer manchas, e incluso puede llegar a desprenderse. En el caso de las acrílicas, la pintura puede llegar a abombarse y aparecer ampollas.
Si quiere pintar la pared o combinar este material con azulejos, es conveniente emplear pinturas vinílicas con un tratamiento anticondensación. Estas pinturas protegen la pared de una forma similar a los azulejos, permitiéndonos combinar ambos elementos de revestimiento sin que se presente ningún tipo de problemas.
Las pinturas vinílicas se secan rápidamente y son lavables, algo muy de agradecer sobre todo en la cocina. Su base es acuosa y se aplican fácilmente tanto con brocha como con rodillo, siendo recomendable el empleo de este último porque logramos administrar la pintura con mayor rapidez.