Plantar un árbol

Hay que tener en cuenta el tamaño y altura que alcanzará cuando esté completamente desarrollado
Por EROSKI Consumer 4 de septiembre de 2003
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Imagen: Ezra Casteel

Los árboles representan calidad de vida. Purifican el aire, moderan la temperatura y contribuyen a crear un espacio de ocio y relajación. Cuando llega el verano, se busca su sombra, mientras que el resto del año protegen del viento y la lluvia a las especies que se plantan a su alrededor. No obstante, antes de decidirse a plantar un árbol, hay que conocer las particularidades de cada especie y los cuidados que requiere.

Cuando se decide plantar un árbol en el jardín de casa hay que tener en cuenta varias cuestiones. La primera es el tamaño que el ejemplar tendrá cuando se desarrolle por completo. Es importante asegurarse de que dispondrá de espacio suficiente para alcanzar su anchura y altura definitivas. Además, conviene conocer las características del tronco y las ramas, el porte y su resistencia a las heladas, las temperaturas elevadas y las plagas.

Respecto a su emplazamiento en el jardín, hay que estudiar la orientación para aprovechar los beneficios del sol sin que éste dañe la corteza. La Asociación Española de Arboricultura (AEA) recuerda que «el sol del oeste puede quemar los troncos en los árboles de corteza fina». Asimismo, recomienda controlar la resistencia a la humedad ambiente baja, «típica de la mayor parte del país», para evitar que las hojas se sequen en verano.

Conviene conocer su resistencia a heladas, temperaturas elevadas y plagas

Precisamente, las hojas son una valiosa fuente de información. Su color delata el estado de salud del árbol. Así, si éste no es bueno, el color de las hojas será diferente al de un ejemplar sano. Cuando el grado de humedad o la calidad del agua de riego no sean óptimos, las hojas lo demostrarán y habrá que tomar las medidas precisas.

Cuidados

Durante el periodo de vida del árbol hay que cuidar el estado de las raíces, el tronco y la copa. Para ello, hay que conocer las peculiaridades de la especie que se ha plantado, así como sus necesidades de riego o luz. Por otro lado, cuando el árbol se plante en una maceta, ésta ha de ser lo suficientemente grande como para permitir que se desarrolle sin problemas. Por ello, a medida que el árbol crezca, habrá que trasplantarlo a una maceta mayor hasta que alcance su tamaño definitivo.

Uno de los factores ambientales con los que hay que tener especial cuidado es el frío. Sobre todo en las regiones donde las temperaturas son más bajas. Para combatirlo, se puede proteger la planta con estiércol o una malla. Otra opción, si el árbol crece en maceta, es trasladarlo a un lugar cubierto.

Hoyo de plantación

Cuando los árboles se adquieren en vivero, lo habitual es que se encuentren en un contenedor. De esta forma, se protege el cepellón y se facilita su traslado hasta casa, donde se trasplanta al jardín. Hay que cerciorarse de que el árbol se ha cultivado directamente en el recipiente -que no ha sido arrancado de la tierra y colocado en él- y exigir “los certificados pertinentes de planta libre de plagas y patógenos”, recomienda la AEA.

Su tamaño debe ajustarse al de las raíces para permitir un desarrollo pleno

Al hacer el trasplante, hay que cavar un hoyo que se ajuste al tamaño de las raíces y permita su pleno desarrollo. Posteriormente, una vez colocado el árbol en la zanja, se rellena el hueco con tierra fértil y abono para garantizar la presencia de nutrientes. También hay que asegurarse de que el sustrato realiza bien la tarea de drenaje para que, al regar la planta, el agua no se acumule en la superficie.

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