Se consideran malas hierbas a todas aquellas plantas que aparecen espontáneamente en un jardín o en cualquier otro lugar en concreto. Es decir, no sólo son malas hierbas los típicos dientes de león, sino que hasta un acanto que haya aparecido en un lugar no deseado se convierte automáticamente en una mala hierba.
Para acabar con estas hierbas no deseadas se puede actuar de maneras diferentes:
-Manualmente. Con la ayuda de una escarda o una horca se pueden ir eliminando los ejemplares que no hayan sido plantados o bien que se encuentren en una ubicación no deseada. Resulta conveniente arrancar los ejemplares de raíz, porque de lo contrario volverán a reproducirse. Mediante este método se podrá transplantar algún ejemplar a un lugar deseado si se quiere conservarlo y no se trata de una mala hierba.
-Con herbicidas químicos. Existen varias clases en función del tipo del mala hierba con la que se pretenda acabar. Por un lado están los herbicidas totales, los cuales se recomienda utilizar sobre todo cuando se esté realizando la preparación del terreno, y por otro están los herbicidas selectivos, que con un césped consolidado respetan las gramíneas y matan las malas hierbas. Es por ello que los pasos a seguir se centran en: identificar de qué mala hierba se trata, adquirir un producto específico para ella y seguir las instrucciones del tratamiento especificado en el envase.
De una forma u otra conviene acabar con las malas hierbas para que éstas no dañen la imagen del césped, ya que su proliferación ofrece una sensación de abandono.
De esta forma, las malas hierbas se presentan como uno de los problemas con los que se encuentra un jardinero para el cuidado del jardín. Generalmente, se procede a quitarlas cuando aparecen, pero existen unos sencillos métodos que ayudarán a prevenir su aparición.
Una opción para evitar la presencia de estas malas hierbas consiste en rotar los cultivos. A cada tipo de cultivo le acompaña un tipo distinto de mala hierba. Si se cultiva siempre lo mismo en el mismo lugar es bastante probable que una especie de hierba se afiance en ese idéntico punto. Si se cambia de cultivo, habrá menos posibilidades de que eso ocurra.
Otra posibilidad hace referencia a las propias características de los cultivos. Existen ciertas especies que se desarrollan rápidamente y gracias a esto pueden poner serias dificultades a las malas hierbas para su crecimiento. Estos cultivos pueden ser la patata o la alfalfa, entre otros. Por el contrario, existen otros que facilitan la aparición de estas hierbas, como la cebolla o la remolacha. Queda claro que dependiendo del tipo de cultivo que se tenga en el jardín habrá más posibilidades de evitar la aparición de estas hierbas.
Método más efectivo
Por lo tanto, la aparición de hierbajos es prácticamente imposible de evitar, pero su eliminación se trata de una labor muy sencilla. Probablemente, cada aficionado a la jardinería tenga su herramienta y su técnica particular, pero a continuación se va explicar una manera que probablemente sea la más eficiente.
El primer paso consiste en adquirir una horca para airear la tierra, a medida que se lleva a cabo esta tarea se podrá ir separando las malas hierbas. Sólo se trata de hincar la herramienta alrededor de los hierbajos y posteriormente levantarla y sacar así las malas hierbas de raíz. Es muy importante retirar toda la raíz, puesto que si se deja algún rastro la hierba se reproducirá de nuevo. Si se está acostumbrado a eliminar las malas hierbas con pala se apreciará cómo, además de requerir un mayor esfuerzo físico, corre el riesgo de cortar las raíces y dejar allí la base sobre la que se reproducen nuevos ejemplares.
Aprovechar la tierra
Además, cuando se empieza a acondicionar un terreno o se quiere mantener en buenas condiciones el ya existente, el primer paso consiste en retirar las malas hierbas. Los hierbajos lo único que hacen es consumir los nutrientes que hay en el sustrato así que es necesario eliminarlos. Cuando se retiren es importante aprovechar la tierra que rodea a las raíces de estas malas hierbas, porque es muy probable que ésta sea la que tenga una composición más rica, sobre todo si el suelo no es especialmente fértil.
En el caso en el que las malas hierbas se extraigan de un suelo arenoso no hay problema, la tierra de alrededor de las raíces se puede soltar fácilmente, si por el contrario el suelo es muy arcilloso, conviene esperar y dejarlas secar al sol durante 24 horas para quitar al cabo de este tiempo la tierra fértil que las rodea.