Con blindaje en una o las dos caras, con refuerzos o sin ellos, con cerraduras y cilindros de mayor y menor calidad, más económica o más costosa,… Las opciones son muchas para escoger entre una amplia gama de puertas pensadas para hacer del hogar un lugar más seguro. No en vano, una buena puerta reforzada es sinónimo de protección.
Tipos de puertas
En el mercado hay diferentes tipos de puertas de seguridad, y aunque está demostrado que ninguna resulta infranqueable, una puerta acorazada, hecha a conciencia, desanima bastante a los amigos de lo ajeno, porque el ruido que harán mientras intentan forzarla podría despertar a los inquilinos de la casa o a algún vecino.
Puertas de seguridad. Son las más económicas, y las menos seguras. No están sujetas a ninguna normativa, y por ello, no se garantiza su resistencia ni su composición. Pueden estar fabricadas de PVC, metal o madera reforzados con perfiles resistentes al gas y al fuego, pero no siempre son de acero por lo que se pueden forzar con facilidad usando palancas. Los bombillos son de seguridad, lo que impide su extracción utilizando ganzúas.
Puertas blindadas. Son puertas macizas, de un único bloque de madera, que pueden incorporar una o dos chapas de acero como refuerzo. El marco, también de madera, puede estar reforzado por una pletina de hierro en la zona donde se alojan los cerrojos. Por lo que respecta a la cerradura, suele tener un cilindro que impide su extracción a través de ganzúas o taladros, pero su resistencia y calidad depende del modelo elegido y del tamaño de la puerta. Las llaves suelen ser computadas, es decir, fabricadas a medida para una puerta concreta. Por lo general, una vez que se acciona la llave las barras de acero previamente colocadas se mueven al unísono bloqueando la puerta por cuatro lados. Sin embargo, y a pesar de dichas barras, la madera del interior de la puerta permite que cualquier ladrón poco experimentado pueda entrar haciendo palanca entre los huecos de la misma.
Puertas acorazadas. Su principal cualidad es su alta resistencia a todo tipo de ataques violentos, y su mayor desventaja es que son las más caras del mercado. Están formadas por tubos de acero y hormigón, así como de diversas aleaciones de metal, y los llamados rigidizadores, elementos que se insertan en la superficie de la puerta para mantener la solidez de las chapas de acero. Cuentan con varios puntos de cierre que se encastran en la estructura del marco, también de acero recubierto con madera. Las bisagras también están reforzadas, y son resistentes a la acción de palancas. Por lo que respecta a la cerradura, su éxito radica en que una vez que se cierra la puerta, el cierre se activa en la parte frontal, inferior, superior y lateral de la misma. Este tipo de puertas también permite la instalación de una cerradura de combinación que puede ser mecánica, digital, retardada o electrónica, entre otras posibilidades. Las llaves son computadas, es decir, fabricadas con alta tecnología y a medida para cada puerta en especial, lo que hace a su vez que sea casi imposible hacer copias no autorizadas.
Para blindar o reforzar una puerta se puede fijar una chapa de acero -bastará que tenga entre uno y dos milímetros- por su parte interior. Una vez colocada la placa, recubre con un tablero de la madera para disimular su presencia y mejorar la estética de la puerta. Además de colocar la plancha de blindaje, se pueden sustituir las bisagras existentes por una línea de pernios equipada con pivotes antipalanca, para dificultar en lo posible el intento de apertura por esta vía.
Una de las zonas por la que los ladrones suelen atacar las puertas, sean blindadas o no, son los perfiles de las mismas. Unos perfiles de hierro colocados en los marcos es un método que suele disuadir a los ladrones que intentan forzar la puerta haciendo palanca.
Una de las zonas por la que los ladrones suelen atacar las puertas son los perfiles
Otro punto importante para tener una puerta más segura es la cerradura. En este caso, una buena opción son las cerraduras de tres puntos de anclaje, que se fijan en el marco vertical como cualquier cierre convencional, pero que además disponen de una barra de acero vertical que se ancla en un agujero practicado en el suelo y en un cajetín situado en el marco superior. De este modo se obtiene una mayor resistencia a intentos de intrusión. En el mercado se pueden encontrar kits preparados para instalarlos uno mismo.
Una buena opción para reforzar los sistemas de cierre es instalar cerrojos de seguridad, siendo la mejor opción los modelos que disponen de llave para abrir desde el exterior, y sistema de bloqueo para impedir la entrada desde el interior.