Nada delata su presencia. Las nuevas puertas prescinden de marcos, jambas y molduras para aligerar el espacio y favorecer la continuidad de la pared. Se pueden instalar tanto en tabiques secos como en muros de ladrillo. Batientes o correderas, son puertas que quedan alineadas con el resto de la superficie e, incluso, se pueden decorar igual que ésta para no revelar su presencia.
¿Dónde está la puerta? Los nuevos diseños apuestan por estilos modernos y vanguardistas que se caracterizan por la ausencia de marcos. Son paneles que desaparecen en el interior de las paredes cuando se abren, pero que, mientras permanecen cerrados, están al mismo nivel que los tabiques y pasan desapercibidos.
Las tendencias actuales confían en paredes continuas. Ya no hay que preocuparse por elegir las jambas que mejor se adapten a la decoración, porque las puertas prescinden de ellas. Se alinean con el resto de la superficie e, incluso, se pueden decorar del mismo modo, con pintura o papel.
Los contramarcos consiguen que las puertas queden integradas en las paredes
Su secreto reside en los contramarcos. Estas piezas consiguen que las puertas sean casi invisibles al integrarlas en las paredes sin sobresalir ni quedar en un plano inferior. Son la solución perfecta a los espacios pequeños y aquellos en los que la presencia de otras puertas anima a no recargar el ambiente.
Pueden ser correderas o batientes. Estas últimas disponen de bisagras que también quedan ocultas en el muro. Nada en el exterior revela dónde está la puerta. Se trata, en su mayoría, de paneles lisos de MDF con contramarcos que carecen de acabado exterior y crean sensación de amplitud.
Dónde se pueden instalar
Este tipo de puertas se pueden instalar en paredes de ladrillo o tabiquería seca. Los mecanismos que las sujetan cuentan con la complicidad de los muros para esconderlos. En los modelos batientes, las bisagras se ocultan en el interior de las hojas. Apenas una línea en la pared revela dónde está el vano.
La estructura está formada por perfiles interiores que sujetan la puerta y, en algunos casos, un perfil inferior que facilita el deslizamiento, protege el suelo de roces y asegura que no aumente la densidad, ante posibles hinchazones por humedad.
Por último, hay que asegurarse de que la pared tenga anchura suficiente para acoger la estructura en el interior y es imprescindible instalar puertas estables, que se mantengan en su posición sin necesidad de ser muy pesadas.