Debido al potencial peligro que puede generar una herramienta para trabajar metales como la fresadora si no está suficientemente controlada, resulta recomendable emplear únicamente brocas en buen estado y que se encuentren bien afiladas. Las brocas dañadas pueden romperse mientras se están empleando y las que no se encuentren adecuadamente afiladas requieren el empleo de mayor fuerza por parte de la persona que está manejando la herramienta, lo que contribuye al mayor deterioro de la broca y a que pueda romperse más fácilmente.
No deberá tocar la broca ni proceder a su cambio inmediatamente después de haber realizado un corte, debido a que la fricción provocada la habrá calentado y podría quemarse si la toca con las manos desnudas.
Tampoco es recomendable que suelte la herramienta mientras se está parando el giro del motor, porque la broca continúa girando y puede engancharse en cualquier parte y hacer que se caiga de la superficie en la que la ha colocado.
Emplee únicamente brocas específicas para este tipo de herramientas, en lugar de las convencionales para taladros, ya que las fresadoras no están pensadas para tal fin. Tampoco deberá utilizar brocas que tengan un diámetro de corte mayor que la abertura de la base de la herramienta.