Una presión elevada en la instalación de agua puede ser causa de avería o ruido en las tuberías. Cuando se superan los tres bares, el agua sale con tanta fuerza que puede provocar fugas e, incluso, estropear los grifos. Para evitar estar situaciones se utilizan reductores de presión, unas válvulas que estabilizan este parámetro dentro de la vivienda.
Los reductores se colocan en la tubería principal de distribución, la que lleva el agua a casa. Su ubicación exacta es justo después de la llave de paso del contador. Por ello, su trabajo consiste en mantener constante y reducida la presión, a pesar de la fuerza con que entre el agua.
La efectividad de los reductores se asienta en su capacidad para actuar en el peso del agua. Reducen su carga al salir del reductor, en la parte baja de la instalación. El suministro doméstico queda estabilizado, incluso, por debajo del valor máximo permitido.
Cuándo usar dos válvulas
Para adaptarse al caudal, las dimensiones de la tubería y la fuerza del flujo existen reductores de diferentes tamaños. No obstante, cuando la presión de entrada es excesiva se opta por colocar dos válvulas en lugar de una. La primera se instala aguas abajo (cerca del contador) y la segunda, aguas arriba. Así la presión se reduce en dos pasos.
Los reductores evitan que se formen burbujas en las tuberías, lo que provoca su deterioro
El objetivo es evitar que se formen burbujas, un fenómeno que se denomina cavitación. En caso de producirse éste, las tuberías se fuerzan y se aumenta el riesgo de deterioro de las partes internas.
Por el contrario, cuando la presión es baja puede ocurrir que la entrada del contador se haya obstruido. En este caso, hay que cerrar las llaves de paso ubicadas a la entrada y a la salida del contador, soltar las tuercas que permiten el acceso al filtro y limpiar éste antes de colocarlo de nuevo.
La presión se mide con un manómetro. Este aparato revela la fuerza con que el agua circula por la red de distribución. Por ello, aunque no sea necesario, sí resulta interesante instalar un manómetro antes del reductor y otro después. De esta manera, no sólo se gana en seguridad, sino que se comprueba el buen funcionamiento del reductor.