Con el paso del tiempo, los forjados que protegen y adornan las puertas y ventanas de una casa se deterioran. La humedad ambiental, la continua exposición a las inclemencias meteorológicas y la mala conservación son los principales factores que contribuyen a su envejecimiento. Es entonces cuando en la pintura del enrejado, en las barandillas y en los herrajes de las puertas aparecen el óxido y los desconchones. La rehabilitación de los forjados exteriores es sencilla: se desoxida y se pinta de nuevo.
Preparar la superficie
En primer lugar, hay que retirar los restos de óxido que se entremezclan con las capas antiguas de pintura. Siempre que sea posible, es aconsejable desmontar el enrejado o el elemento que se vaya a rehabilitar. De esta manera, la labor es más fácil y se evita adoptar posiciones poco ergonómicas.
Desoxidar por completo cualquier pieza de forja requiere realizar la tarea en dos fases. En la primera, se debe intentar eliminar a mano las partículas de óxido. Para ello, hay que lijar la superficie con la ayuda de una rasqueta o incluso con la punta de un cuchillo.
Para facilitar el trabajo, es aconsejable desmontar el enrejado o el elemento que se vaya a rehabilitar
Después, es conveniente repasar el metal oxidado con un cepillo metálico o un taladro equipado con un abrasivo de grano grueso. Por último, se retira el polvo de la superficie con una gamuza seca o con un cepillo de cerdas finas.
Desoxidación química
En una segunda fase, se recomienda eliminar los posibles restos de óxido que permanezcan en el forjado con un antioxidante químico. Estos decapantes están compuestos por resinas líquidas y pigmentos activos. Es aconsejable aplicarlos con una brocha redonda o plana. El producto actúa durante varias horas y forma una capa gruesa de color marrón que destruye las zonas afectadas y que se debe eliminar con disolvente o, en su defecto, con agua y jabón cuando esté seco.
Una vez que la superficie está libre de óxido, es preciso aplicar una capa de imprimación específica para hierro y que contenga minio. De esta forma, la pintura agarrará mejor y el metal estará más protegido de las inclemencias exteriores. El forjado exterior se pinta con un esmalte sintético.
Se recomienda eliminar los posibles restos de óxido con un producto químico
En general, las verjas, barandillas o enrejados exteriores tienen multitud de rendijas, detalles decorativos con curvas y recovecos. Por eso, muchas veces es difícil evitar que la pintura gotee o se acumule en estos puntos. Si se utiliza un aerosol o se pinta con pistola, el riesgo de goteo es menor. Así se ahorrará tiempo y esfuerzo. Antes de empezar a aplicar la pintura con cualquiera de estas dos técnicas es preciso proteger las zonas próximas a los enrejados. Es aconsejable cubrir con cartones o plásticos las paredes, puertas y ventanas para que no se manchen.
Además de emplear los esmaltes sintéticos para dar color a los forjados, es posible utilizar pinturas antioxidantes. La ventaja de estos productos reside en que se aplican de forma directa sobre la superficie oxidada. De esta forma, se evita la fase de desoxidación y la de imprimación. Estas pinturas contienen productos inhibidores, como el cromato de zinc o el óxido de hierro, que dan a las piezas un poder anticorrosivo adecuado para resistir la acción de los agentes externos.
En esta categoría destacan pinturas texturadas y lisas, además de una gama diversa de colores para elegir. Antes de su aplicación, y entre una mano y otra, es recomendable remover el envase para que los componentes de la pintura se mezclen.