Problemas con el tubo
¿Cómo funciona una luz fluorescente? El tubo está compuesto de gases inertes a baja presión (neón o argón) que contienen vapor de mercurio. Estos no alcanzan más intensidad que la soportada por la lámpara, gracias a la reactancia. Una descarga eléctrica, emitida por el cebador que completa el equipo, activa la fluorescencia del polvo del interior del tubo y, de esta manera, se origina la luz.
Hay que tener en cuenta que la temperatura ambiente de la estancia puede afectar al rendimiento de la lámpara fluorescente y su cantidad de luz. Cuando hace demasiado frio, por debajo de 10ºC, el tubo deja de emitir luz. Si la lámpara está ubicada en un lugar expuesto a bajas temperaturas (garajes, cobertizos, áticos…), es aconsejable instalar una reactancia especial para estos casos.
El tubo de este tipo de lámparas suele sufrir algunas averías. En este caso:
💥 1. Descarta que el tubo esté agotado
💥 2. Comprueba que llega la corriente eléctrica
Cuando esto la luz no se enciende, se debe comprobar que la corriente eléctrica llega al conjunto.
Si el fluorescente está recién instalado, es posible que sus bornes no hagan contacto. En este caso hay que girar varias veces y comprobar que se enciende.
💥 3. Mira si la conexión al cebador está bien
Una conexión incorrecta al cebador o a la reactancia -cuyo síntoma principal es la falta de luz en el centro del tubo- causan también un mal funcionamiento de la lámpara.
Es aconsejable:
- Revisar primero el cebador, más fácil de sustituir
- Mirar la reactancia, menos visible y de difícil acceso
Ruidos y parpadeos continuos
⚡ Zumbidos
Otro de los problemas más habituales es un molesto zumbido procedente de los bornes.
El sonido tiene su origen en una conexión defectuosa con la reactancia o en una potencia inadecuada de este mecanismo.
¿Qué debemos hacer? Se tiene que revisar que la reactancia esté conectada de forma correcta o, según el caso, cambiarla por otra con una potencia apropiada.
⚡ Parpadeos
¿Y si el fluorescente parpadea? Cuando una luz parpadea, no sólo causa molestias a la vista, e incluso fatiga, sino que además provoca un aumento del consumo de electricidad y contribuye a acortar la vida del fluorescente.
La luz que emite la lámpara se torna temblorosa por varias razones:
- Si el tubo lleva poco tiempo instalado, es posible que parpadee porque es nuevo. El problema se subsana con el mero paso del tiempo.
- En ocasiones, sucede lo contrario. La luz tiembla porque el tubo ha comenzado a agotarse y evidencia la necesidad de sustituirlo.
Manchas en los tubos
Otra anomalía de los tubos fluorescentes es la existencia de manchas o ennegrecimiento de los extremos, debido al propio proceso de envejecimiento.
- El desgaste de la lámpara o un arranque incorrecto también puede provocar que en las terminaciones de la misma se formen una especie de anillos.
- Si las manchas de los extremos son muy oscuras, el problema puede estar en el cebador o en los filamentos. Este tipo de manchas tienen su origen en el rápido desprendimiento del material de los cátodos o polos negativos.
En este vídeo 👇 puedes ver en detalle cómo reparar las averías: