Aunque a simple vista lo parezca, todos los rodillos no son iguales. Su función coincide, ahorran esfuerzo y tiempo al pintar, pero el material de la cubierta determina el tipo de pintura que se debe emplear y el acabado de la superficie. Por este motivo, antes de adquirir un rodillo es necesario considerar, además de su tamaño, la textura, el relieve y la forma de la esponja.
Naturales y sintéticos
La cubierta de los rodillos, al igual que en brochas y pinceles, se elabora con diferentes materiales. Hasta que las fibras sintéticas irrumpieron en el mercado, eran habituales los rodillos de lana. Hoy este material natural, junto a la angora y la piel de cordero, tiene un uso más específico: se emplea para barnizar objetos de madera y lacar muebles con un acabado muy fino.
La espuma y la poliamida han sustituido de forma paulatina los rollos de lana. Sus fibras son más elásticas, resistentes y se adaptan con mayor facilidad a las irregularidades de la superficie. Este tipo de rodillo es apropiado para la mayoría de los trabajos -pintar una pared, una fachada o el suelo- y se utiliza, sobre todo, para aplicar pinturas sintéticas.
Los rodillos de espuma son apropiados para la mayoría de las superficies y se utilizan con pinturas sintéticas
Hay rodillos compuestos de fibra sintética, indicados para trabajar con productos al agua o esmaltes acrílicos. Su aplicación exige una segunda capa, cuando la pintura esté todavía húmeda, con la ayuda de un rodillo flocado. Éste tiene una apariencia similar al terciopelo.
De impresión
Es posible que la cubierta o el manguito del rodillo esté texturado. Esto significa que, al utilizarlo, no sólo se colorea la superficie sino que se consigue un determinado relieve sobre la pared, el mismo que está grabado.
Los modelos más habituales son las espumas onduladas destinadas a pintar techos con ondulaciones, rodillos de caucho estructurado, con diferentes motivos para imprimir en relieve, y cubiertas de gamuza arrugada, que crean efectos decorativos sobre la pared.
La forma que tiene la espuma es otro elemento determinante en el uso. Por sus pequeñas dimensiones y el diseño del manguito, algunos rodillos especiales se emplean para recortar, perfilar y colorear espacios de difícil acceso con modelos más grandes.
Pintar grandes superficies con la ayuda de un rodillo no requiere el mismo esfuerzo que hacerlo con una brocha de dimensiones más pequeñas. No obstante, hay un inconveniente insalvable en ambos casos: tener que impregnar y escurrir la herramienta de forma continua.
Sólo los rodillos eléctricos libran este obstáculo. Disponen de una manguera aspiradora que suministra la pintura de forma directa desde el cubo o recipiente hasta el rodillo. Tanto el caudal como la velocidad de salida del producto son regulables. La ventaja principal es que, además de evitar la operación de impregnado, con el rodillo eléctrico se ahorra tiempo y esfuerzo, a la vez que el acabado es más uniforme.