El papel pintado es un elemento decorativo de nuevo en auge. Es un revestimiento fácil de colocar y con un mantenimiento básico sencillo. Sin embargo, en general, se deteriora con el paso del tiempo y debe renovarse. Lo más apropiado es retirar el papel antiguo y sustituirlo por uno nuevo o por otro tipo de revestimiento. Superponer dos capas de papel pintado no resulta recomendable ya que es fácil que se originen burbujas de aire entre ambos pliegos. Además, la cola del papel viejo se degrada y es posible que llegue a desprenderse y arrastre a la nueva capa. Para despegar de forma óptima el papel pintado hay diferentes técnicas: desde el empleo de una desempapeladora eléctrica hasta procedimientos manuales, como el arranque en seco.
Con vapor
En superficies de grandes dimensiones merece la pena emplear un decapante a vapor para retirar el papel. Es una herramienta eléctrica compuesta por una base circular en la que se deposita el agua caliente y un escudo rectangular por donde se expulsa el vapor de forma continua. El procedimiento es sencillo: se coloca el escudo de la desempapeladora en la parte inferior de una tira de papel y se mantiene varios segundos para que el vapor reactive la cola antigua. A continuación, se desplaza el escudo sobre la parte tratada mientras se arranca la tira del papel, con la ayuda de una espátula. De esta manera, el trabajo se realiza de forma rápida y efectiva.
El decapante a vapor produce un exceso de humedad que reblandece la pared. Por este motivo, es preciso esperar a que ésta se seque por completo para instalar el nuevo papel pintado o para colocar otro tipo de revestimiento. Además, antes de emplear la desempapeladora es conveniente conocer si el papel que se va a retirar contiene adornos impresos con colorantes. En ese caso, el vapor de agua humedece el tinte y es posible que tiña también la pared.
Papel impermeable
La aplicación sobre la pared de un temple con esponja o rodillo es otra de las técnicas. Es un producto que se disuelve en agua y, tras varios minutos de reacción, forma una solución que disuelve la cola aplicada. Una vez transcurrido el tiempo de espera, el papel se despega con facilidad. Al igual que sucede con la desempapeladora, el temple aporta humedad al revestimiento, por lo que se debe respetar el tiempo de secado antes de comenzar a empapelar de nuevo la estancia.
El decapante a vapor produce un exceso de humedad que reblandece la pared
También es posible empapar la superficie con la ayuda de un rodillo impregnado con agua tibia y detergente. No es una solución tan efectiva como las anteriores, pero facilita en gran medida el trabajo.
Estas técnicas que resultan efectivas al humedecer el revestimiento antiguo no son eficaces si el papel es de vinilo ya que es menos sensible a la acción del agua. Por este motivo, para que tanto el vapor de la desempapeladora como la humedad del temple penetren por la capa impermeable, es preciso perforar la superficie con un cepillo de púas metálicas o con un rodillo punzonador.
Cuando el papel se humedece con cualquiera de las técnicas anteriores el proceso resulta, en principio, más rápido y menos laborioso. No obstante, la tarea se ralentiza puesto que después del despegado el revestimiento se empapa y es necesario esperar a que seque.
Para evitar el tiempo de espera, es posible retirar el papel pintado en seco. Para ello, basta cierta pericia y paciencia. En función de la calidad de la cola y de la antigüedad del revestimiento, el papel se desprende con facilidad al pasar una espátula por la parte trasera. Si el revestimiento está muy adherido, es conveniente retirarlo con una galera. Ésta es una herramienta plana pero cortante que facilita la tarea en gran medida. Una vez retirado el papel antiguo, la pared se puede revestir de inmediato.