Las tejas son el material más utilizado en las cubiertas de los edificios residenciales. Aunque en general están compuestas de cerámica, también se fabrican tejas de pizarra y de hormigón, más empleadas en cubiertas planas y en lugares donde las condiciones climatológicas son más severas. Los avances en su producción han permitido que hoy día las tejas tengan diferentes formas, texturas y colores que, además de garantizar un correcto estado del tejado, lo embellecen. Aunque sus ventajas son múltiples, la principal característica que presentan es la estanqueidad al aire y al agua de lluvia, además de una gran resistencia al fuego y permeabilidad, que permite el paso del vapor de agua y evita la condensación. En cuanto a su colocación, se suelen emplear rastreles o mortero (mezcla de cemento, cal y arena), aunque también se puede recurrir a la colocación en seco con clavos o grapas y al uso de siliconas y adhesivos, más limpios y exactos.
Diferentes materiales
El 10% de los materiales de construcción que se producen cada año son tejas, una cifra sólo superada por la producción de ladrillo caravista (13%) y de ladrillo para revestir (51%), según datos de la Asociación Española de Fabricantes de Ladrillos y Tejas de Arcilla Cocida, Hispalyt. El uso de las tejas para recubrir las cubiertas de los edificios residenciales es tan frecuente que “es el material más usado por excelencia”, tal y como explican desde el Gabinete Técnico del Colegio Oficial de Aparejadores y Arquitectos Técnicos de Madrid (COAATM). “El uso del material cerámico en la ejecución de cubiertas viene avalado por siglos de experiencia y tradición. Es el material más utilizado, respondiendo perfectamente a las necesidades técnicas y económicas exigidas. Además, su gran versatilidad contribuye a la obtención de tejas con formas diversas y tanto la adición de aditivos como la aplicación de tratamientos superficiales permiten obtener diferentes coloraciones y acabados”, añaden desde Hispalyt.
Por lo general las tejas se utilizan, en mayor medida, para ‘proteger’ a los edificios con cubierta inclinada, aunque esta circunstancia depende del material del que está compuesta la propia teja. De esta manera, se puede distinguir entre:
- Tejas curvas, cerámicas generalmente, que se emplean para cubiertas inclinadas y permiten aprovechar como buhardilla el espacio que queda bajo cubierta.
- Tejas planas, de pizarra, cerámica u hormigón, muy usadas para cubiertas planas.
- Tejas mixtas ordinarias, tanto cerámicas como de hormigón.
- Tejas mixtas, con un perfil curvo y plano.
Además de este tipo de tejas, también se fabrican piezas especiales y accesorios para solucionar puntos concretos de la cubierta:
- Tejas de ventilación. Facilitan que se produzca una corriente de aire bajo las tejas y bajo la cubierta, e impiden la posible formación de condensaciones de agua.
- Tejas de alero. Embellecen el alero, lo prolongan unos 15 centímetros y evitan que se produzcan humedades y manchas en la fachada.
- Medias tejas. Son tejas mixtas a las que se les ha suprimido la parte plana.
- Dobles tejas. En realidad son tejas mixtas, con dos partes curvas y una plana.
- Tejas traslúcidas. Unos elementos de vidrio o plástico translúcido con una forma exterior y unas dimensiones iguales o múltiplos de las de la teja, que aseguran el paso de la luz para iluminar los espacios situados debajo de la cubierta.
“El uso de un tipo u otro depende de las zonas y de la temperatura. Así, en el norte se suelen emplear más las de pizarra o las de hormigón por su resistencia, mientras en las zonas más calidas se emplean a menudo las tejas cerámicas o las de hormigón. En cuanto al color, hay una gran variedad de tonos, lo que hace que, como material de revestimiento, embellece por sus formas y colores la cubierta de un edificio. Por ello, las tejas pueden usarse como material decorativo, aunque su misión principal es la de cubrición”, precisan desde el COAATM. ¿Dónde colocarlas? Aunque en edificios residenciales es el material más empleado, en cubiertas de pabellones deportivos o edificios industriales se suelen sustituir las tejas por materiales más ligeros y de mayor superficie como los tejados de aleaciones ligeras, zinc o fribrocemento.
Principales ventajas
El uso de tejas en las cubiertas está avalado por años de experiencia y de calidad. Con ellas se consigue permeabilidad (permiten el paso del vapor de agua), resistencia a la flexión, estanqueidad al aire y al agua de lluvia, resistencia a las heladas, aislamiento térmico y acústico, además de resistencia al fuego (no combustibles ante la acción térmica y sin emitir gases ni humos en contacto con la llama). Entre todas estas características, se puede decir que la estanqueidad es, probablemente, la más apreciada. El paso del aire y del agua se evita con las cualidades del propio material, de ahí la importancia de elegir el que mejor se adapte a las condiciones climatológicas del lugar donde se colocan, la forma de las piezas, los solapes entre ellas y su correcta colocación. En cuanto a la ventilación, en Hispalyt aconsejan que la cara inferior de las tejas esté ventilada convenientemente para asegurar la ausencia de gotas por efecto de condensaciones y mantener el contenido de humedad por debajo del punto de saturación. Dicha ventilación se asegura por la entrada de aire por la parte baja y la salida por la parte alta del tejado. “Para estos casos, la utilización del peine de alero es una buena solución para la entrada de aire por la parte baja (alero), al mismo tiempo que impide la entrada de aves y roedores”, agregan.
Por otro lado, se considera que las tejas no precisan ningún tipo de mantenimiento especial, “permaneciendo inalterables sus cualidades a lo largo del tiempo”, aseguran desde Hispalyt, sino que basta con un mantenimiento mínimo para que el conjunto de elementos que componen la cubierta cumplan correctamente su función. “Se debe comprobar la dilatación que sufren con respecto al calor, una consideración importante para los cambios bruscos de temperatura, y, con respecto a la lluvia, se debe comprobar que su diseño y colocación eviten la penetración de humedades. Por eso siempre es necesario impermeabilizar el soporte de apoyo de las tejas”, subrayan los expertos del COAATM. En concreto, cada tipo de teja tiene sus propias cualidades, de forma que las tejas de hormigón están especialmente recomendadas cuando las condiciones climatológicas son severas, con fuertes heladas, mientras que las tejas cerámicas están fuertemente enraizadas en nuestras tradiciones y cuando las arcillas empleadas para su fabricación son de alta calidad y el proceso de producción es meticuloso, ofrecen todas las garantías de durabilidad, especifican desde el centro Asesor del Tejado de la empresa Uralita Tejados S.A.
Con todo esto, la durabilidad de las tejas en buenas condiciones ronda los veinte años, aunque las hay que se mantienen en óptimas condiciones mucho más tiempo. No suele ocurrir lo mismo con el color, que pierde intensidad a medida que pasan los años, si bien en el caso de tejas cubiertas con esmaltes, el color puede permanecer inalterable pese al paso del tiempo. Este efecto también se consigue con la eliminación periódica de líquenes, musgos u otros elementos que pueden aparecer sobre la cubierta y afear su aspecto exterior. Asimismo, si con el paso de los años es necesario cambiar algunas tejas, lo más conveniente es sustituir las tejas afectadas por otras iguales o de similares características. De esta manera se garantizan las condiciones de estanqueidad y ventilación, entre otras, que se le suponen a la cubierta.
Cómo colocarlas correctamente
Las tejas se colocan generalmente sobre una cubierta inclinada. Sin embargo, para elegir la pendiente adecuada se deben tener en cuenta la pluviometría, la acción del viento y la carga de nieve de la zona en que se encuentra el edificio o vivienda en cuestión. “También es necesario conocer las dimensiones de la teja que se va a emplear, para proceder a estudiar la cubierta y determinar el reparto transversal y longitudinal de las piezas”, precisa. De acuerdo a estos aspectos, la Asociación Española de Fabricantes de Ladrillos y Tejas de Arcilla Cocida distingue entre:
- Sitio protegido: puede ser el fondo de una depresión rodeada por colinas y protegida del viento en todas direcciones.
- Sitio normal: llano o meseta que pueda presentar desniveles poco importantes.
- Sitio expuesto: zonas fuertemente azotadas por el viento, como las proximidades al mar, en la cima de los acantilados, islas o penínsulas estrechas. También se refiere a zonas de interior, como valles estrechos en los que los vientos son fuertes o en lo alto de las colinas.
En este sentido, se debe comprobar que el elemento soporte, es decir, la superficie de colocación que recibe las cargas de las tejas, tiene la pendiente exigida, plana y uniforme para evitar problemas de colocación de las tejas y de sus elementos de fijación. Este soporte puede ser de cerámica, hormigón, cordones de mortero, metálico, fibrocemento (para placas cuya ondulación se adapta a la propia de las tejas) y madera. Este último es el material más habitual y, por ello, se le exige que no presente defectos localizados como nudos o bolsas de resina, una buena durabilidad natural o facilitada por tratamientos, un envejecimiento natural de seis meses, una humedad no superior al 8% en zonas del interior y al 12% en zonas del litoral, una protección fungicida o insecticida, los lugares de empleo y el tipo de madera. Además, de acuerdo al tipo de teja se emplearán rastreles colocados paralelos a la línea de máxima pendiente del faldón (cada uno de los planos inclinados que definen la cubierta) para tejas curvas y rastreles perpendiculares a la línea de máxima pendiente para tejas mixtas y planas.
También se puede recurrir a las siguientes opciones:
- Colocación con mortero. Para ello se utilizan morteros mixtos, compuestos de cemento, cal y arena, o morteros hidrófugos, no admitiéndose otros morteros más ricos, ya que pueden producir fisuras en las tejas. “El empleo de mortero deberá ser el mínimo imprescindible”, recomienda Hispalyt. Además, cuando se emplee mortero como elemento de fijación, los puntos singulares, el soporte, las tejas y las piezas especiales deben mojarse previamente a su colocación.
- Colocación en seco. Puede realizarse con clavos y tornillos que tengan un diámetro y una longitud adecuados al orificio predispuesto en las tejas. Además, la ubicación del orificio en una teja debe permitir que el clavo o tornillo, que debe ser de acero templado galvanizado o inoxidable, quede protegido por otra teja. También se pueden emplear en este tipo de colocación elementos metálicos, como arandelas flexibles, y ganchos, grapas o, incluso, alambres. “En este tipo de colocación la ejecución es más limpia y exacta, ya que todas las piezas que componen la cubierta deben encajar entre sí” reconocen en Hispalyt.
- Colocación con adhesivos, siliconas y espumas. Pese a que su uso no está aún muy extendido, cada vez es mayor y, según los propios fabricantes “es una técnica eficaz y económica, siendo recomendable seguir las indicaciones de cada fabricante para su puesta en obra”. Eso sí, debe asegurarse su adherencia, durabilidad y compatibilidad con las tejas y sus piezas especiales.