El cepillo de dientes es una herramienta imprescindible para la higiene personal, que tiene una vida útil bastante breve. Pero hay muchas posibilidades para prolongarla, y así evitar que se convierta tan rápido en un desecho. Este artículo ofrece algunas ideas para reutilizar el cepillo de dientes en la higiene corporal, otros sitios y objetos para cuya limpieza esta herramienta es muy práctica y útil. Además, enumera algunos usos alternativos más artísticos.
Los odontólogos recomiendan renovar el cepillo de dientes cada tres meses. Si esto se cumple, en un país como España se desecha la friolera de unos 190 millones de cepillos de dientes por año. Es decir, una enorme cantidad de basura, que en general es de plástico y tarda muchos años (o siglos) en degradarse. Por eso, viene bien al menos prolongar su vida útil, otorgándole nuevas funciones, que, además, pueden ser de gran ayuda en las labores domésticas.
Formas de reutilizar el cepillo de dientes en la higiene corporal
Un cepillo de dientes se puede convertir en un excelente limpiador de uñas
Las características de los cepillos de dientes, como su forma y el tamaño y dureza de las cerdas, lo convierten en un objeto muy práctico para acceder a sitios que, de otra forma, son difíciles. Una «segunda vida» posible, también relacionada con la higiene del cuerpo, es la de emplearlo como limpiador de uñas. Esto puede venir muy bien sobre todo para personas con oficios relacionados con la pintura, el dibujo, la construcción y otras tareas manuales que ocasionan que la suciedad se acumule en los intersticios de entre las uñas y la piel.
Como parte de la higiene corporal, incluso se puede utilizar el cepillo para quitar manchas de tinta (de bolígrafo, tatuajes temporales, etc.) de la piel. La textura de los cepillos de dientes usados, con sus cerdas ya ablandadas y flexibles pero que a la vez conservan cierta firmeza, a menudo es muy útil en estos casos.
Otros sitios para limpiar con el cepillo de dientes
Otros lugares para cuya limpieza los cepillos de dientes resultan de gran ayuda son los siguientes:
- Ralladores. Lo más apropiado es enjuagar el rallador en cuanto se deja de usar, para que no queden restos de alimentos pegados a sus filos y orificios. Pero cuando esto no se realiza, o en caso de restos difíciles de retirar, un cepillo de dientes es muy apropiado y eficaz.
- Utensilios y recipientes de cocina. Además del rallador, el cepillo puede ser muy útil para quitar manchas difíciles o restos de comida alojados en rincones u otros sitios complicados, como el filo de ciertos cuchillos, entre las púas de los tenedores o en rincones de ollas, cazuelas y sartenes.
- Suelas de calzados. El cepillo de dientes ayuda a limpiar las suelas de calzados más difíciles, como las que tienen ranuras, después de pisar barro u otras sustancias que se sequen y queden pegadas allí.
- Juntas de azulejos o baldosas. En estas áreas, donde la suciedad tiende a permanecer incrustada, la ayuda de un cepillo de dientes puede resultar efectivo. Lo mismo en el caso de grifos, fregaderos, ventanas, puertas, cristales y otras superficies.
- Rincones de electrodomésticos. Para los sitios difíciles o las manchas que no salen con un simple paño húmedo, los cepillos de dientes antiguos también son muy prácticos. Lo mismo sucede con piezas de joyería, cadenas u otras partes de bicicletas, mandos a distancia, etc.
El cepillo de dientes también es útil para limpiar objetos tan variados como electrodomésticos, piezas de joyería o partes de bicicletas
Cuando los cepillos de dientes antiguos se han de destinar a la limpieza de elementos de la cocina (utensilios, ollas, ralladores u otras herramientas), es fundamental higienizarlos bien. Un buen método para ello consiste en escaldar sus cerdas. Después de unos minutos en agua hirviendo, el cepillo estará listo para cumplir sus nuevas funciones.
También hay que asegurarse de dejarlos, como al resto de los útiles de limpieza del hogar, lejos del alcance de los niños y, desde luego, identificarlos bien o ponerlos en lugares donde no será posible confundirlos con los cepillos que se empleen en ese momento para la higiene bucal.
Además de utilizar los cepillos para la limpieza de otros sitios cuando ya no sirven para la higiene de los dientes, es posible reutilizarlos con finalidades más artísticas.
Una de las formas más comunes es convertirlos en pulseras, como explica, entre otros, el blog Muchas Nubes. Para ello, hay que arrancar o cortar las cerdas del cepillo e introducirlo luego en agua hirviendo. Cuando el plástico esté blando, con unas pinzas y mucho cuidado, el cepillo se retira del agua, se coloca sobre un trapo de cocina y se deja enfriar un poco: lo suficiente para que no queme al tocarlo con los dedos. Entonces se le da la forma circular deseada, con ayuda de un vaso o cualquier otro objeto cilíndrico. Hecho esto, se introduce en agua fría para que se endurezca y quede fijo con su nueva forma. Así ya está listo para usar.Los más intrépidos, por su parte, pueden emular al creador de este vídeo e intentar crear un juguete a partir de un cepillo de dientes, una pila de reloj y un pequeño motor.