Golpes y cortes, contactos eléctricos, daños provocados por el ruido y las vibraciones o por la inhalación de polvo son algunos de los riesgos que conlleva el uso de una amoladora. Ésta es una de las herramientas de bricolaje más peligrosas, si no se utiliza de manera correcta. La rotura o estallido de la muela es el principal riesgo que se corre al manipularla, ya que puede provocar heridas de diversa gravedad, sobre todo, en los ojos.
Antes de empezar el trabajo
Cuando se monta un disco se debe comprobar que es adecuado para la máquina. Para ello, hay que tener en cuenta la velocidad máxima de trabajo, así como los diámetros máximos y mínimos.
Nunca se deben utilizar discos de una medida mayor a la admitida por la amoladora, ya que cada uno aguanta un número limitado de revoluciones. Si se instala un disco de 230 mm, que soporta unas 6.500 revoluciones, en una amoladora de 180 mm que alcanza 8.500 revoluciones, se corre el riesgo de que éste se rompa y ocasione un grave accidente.
Se debe escoger un grano abrasivo que no ejerza una presión excesiva durante el corte. Hay que rechazar los deteriorados o sin las indicaciones obligatorias sobre grano o velocidad máxima de trabajo, entre otros datos.
La carcasa protectora tiene que colocarse de forma que la mano que sujeta la empuñadura quede protegida del disco.
Siempre se debe sujetar la amoladora con las dos manos.
Todas las superficies de los discos, juntas y platos de sujeción deben estar limpias.
Las operaciones de limpieza y mantenimiento se deben realizar con la máquina desconectada de la red eléctrica o de la batería.
Siempre hay que verificar que no haya holguras entre eje, accesorio y tuerca.
Precauciones durante el uso
Cuando se va a empezar el trabajo, no se debe atacar con brusquedad la pieza.
En todo momento hay que elegir la velocidad más apropiada en función de la dureza del material.
El trabajo se debe realizar de manera continua, con una presión constante sobre la máquina.
Hay que evitar que algún cuerpo extraño se introduzca entre la muela y el protector.
Si se coloca en la radial un disco nuevo, antes de aplicarlo en el punto de trabajo hay que hacerlo girar en vacío durante un minuto con el protector puesto.
No es conveniente fijar la amoladora al banco de trabajo con un sargento, sino que se debe fijar la superficie sobre la que se trabajará. Si no se hace así y la fijación se deteriora o suelta, se perderá el control de la máquina.
Si se quiere dar este uso a la amoladora, lo más recomendable es emplear soportes específicos, que garantizarán que no se mueva mientras permanezca encendida y permitirán trabajar con mayor comodidad, aunque no deberá descuidarse la atención.
Al terminar el trabajo, se debe esperar a que el disco deje de girar. Después hay que apoyar la máquina en una superficie nivelada.
Cuando se trabaja con amoladoras se debe prestar una especial atención al equipo de protección individual. Para trabajar sin riesgos se necesitan, en primer lugar, unas gafas de seguridad integrales, que protegen contra impactos de alta energía. Si la manipulación del material puede dar lugar a cortes, se hace imprescindible también el uso de guantes reforzados. Si se genera polvo y la máquina no dispone de un sistema de extracción, hay que añadir al equipo de prevención una mascarilla autofiltrante. Cuando el ruido es muy molesto, conviene emplear unas orejeras de protección.
Respecto a la ropa, ésta no debe estar floja, ni tener roturas o hilos sueltos que puedan engancharse a las partes móviles de la máquina. Si la labor que se va a realizar obliga a adoptar posturas peligrosas, con un posible contacto fortuito entre la muela y el cuerpo, es imprescindible usar un mandil especial de protección, de cuero grueso.