En la familia de los rosales las variedades son casi infinitas. Siglos antes de que comenzaran a cultivarse en la Europa del siglo XIX, las rosas ya se sometían a una intensa selección y mezcla, con el objetivo de obtener nuevas variedades. Hoy en día, se cuentan más de 30.000 especies en todo el mundo, diferenciadas en tres grandes grupos: los rosales antiguos, los rosales modernos y los rosales silvestres.
Rosales antiguos
Los rosales antiguos ya se conocían antes de finales del siglo XIX. Son fuertes y robustos, además de resistentes a plagas y enfermedades, por lo que no precisan de muchos cuidados. En cuanto a su clasificación, se distinguen trece colecciones principales:
- Alba. De gran tamaño, los conjuntos de rosas están compuestos por entre cinco y siete flores semidobles o dobles. Sus hojas son muy copiosas y luminosas.
- Borbonia. De ellas brotan flores dobles en grupos de tres, que florecen en verano y en otoño. En general, son trepadoras, por lo que sirven para adornar muros y columnas.
- Entifolia. Crecen en forma de arbustos espinosos, con flores de gran fragancia. Éstas son a menudo dobles y florecen en solitario o en grupos de tres.
- China. Florecen en pequeños o medianos arbustos, en grupos de dos a trece flores. De hojas brillantes, necesitan un lugar protegido para crecer. Son idóneas para borduras y paredes.
- Damascenos. Son arbustos de aspecto abierto con flores semidobles o dobles de gran fragancia. Son recomendables para realizar borduras, con las que delimitar parterres o caminos.
- Gallica. Es un rosal muy espeso y tupido, con flores muy vistosas y hojas de un verde apagado. Se encuentra en grupos de tres fragancias distintas y luce muy bien en borduras y setos.
- Híbrido perpetuo. Son arbustos con abundantes ramificaciones. Sus flores son dobles, en solitario o en grupos de tres, y sus hojas tienen un tono verde oliva. Son recomendables para sembrados y borduras.
- Musgoso. Arbustos poco espesos. Destacan por la vellosidad, con aspecto de musgo o moho, en la parte menor del cáliz. De hojas de color verde oscuro, en verano brotan flores dobles.
- Noisettianos. Rosales trepadores con grandes ramos de flores y de aroma ligeramente picante. Su ubicación más adecuada son las paredes orientadas al sur o al oeste.
- Patio. Arbustos trepadores con ramilletes compuestos de tres a once flores, simples o dobles. Son muy apropiados para borduras, setos y para cultivar en macetas.
- Pórtland. Son arbustos espesos y compactos, con conjuntos de flores semidobles o dobles que crecen solas o en grupos de tres. Son recomendables para escalones y borduras.
- Sempervirens. Rosales escaladores semiperennes, con muchas flores. Idóneos para la decoración de pérgolas y cercados.
- Té. Arbustos también escaladores, con flores solitarias o en conjuntos de tres semidobles o dobles, de suave perfume. Sus hojas son de color verde pálido y resplandeciente. Son óptimos para escalones y borduras.
Rosales modernos
Son rosales posteriores al siglo XIX, a 1987, cuando se desarrolló el primer Híbrido de Té (un híbrido artificial). Agrupan a más del 95% de las rosas que se plantan hoy en día. Se dividen en ocho grupos:
- Híbrido de Té. Es el grupo más grande de rosales modernos y el más popular. Son arbustos bajos, de rosas grandes que reflorecen a lo largo del año. Hay miles de variedades, algunas creadas en especial para flor cortada.
- Trepadores. Estos rosales tienen unos tallos largos que les permiten trepar por pérgolas, paredes, vallas, muros, columnas o celosías.
- Enredaderas o sermentosos. Son muy parecidos a los trepadores. Tienen tallos largos y flexibles, además de racimos de flores pequeñas con una única floración en el año.
- Arbustivo. Son arbustos grandes con muchas variedades, la mayoría reflorecientes (vuelven a florecer en el año). Se utilizan como plantas aisladas en el césped o como setos floridos.
- Floribunda. Sus flores son pequeñas y forman racimos, lo que les da mucho colorido. También son reflorecientes. Se plantan en grupos y en borduras de un color.
- Polyantha. Son arbustos compactos, muy espesos, cargados de flores pequeñas. Al igual que las floribundas, se plantan en grupos y en borduras de un color.
- Miniatura. Como su nombre indica, son rosales muy pequeños que no pasan de 20 ó 30 centímetros de altura. Florecen en ramilletes y lucen muy bien en rocallas, arrietes y borduras. También se pueden cultivar en macetas y jardineras.
- Tapizantes. Son rosales rastreros que crecen desparramados por el suelo. Algunas variedades sólo florecen una vez al año y otras son reflorecientes. Se usan en rocallas, muros y arrietes.
Rosales silvestres
Los rosales silvestres nacen de forma espontánea en la naturaleza. De ellos descienden todas las demás rosas.
Uno de los primeros rosales silvestres en florecer cada año es la banksia, trepador y resistente a las condiciones costeras, cuyas flores nacen en primavera y forman ramos de rosas blancas o amarillas muy pequeñas, de unos 2 centímetros de diámetro.
El escaramujo, también conocido como “rosa de perro” por el parecido de sus espinas con los colmillos de un can, es un arbusto espinoso, de uno a tres metros de altura, con flores de color rosa o blanco.
La rosa rugosa y la virginiana forman arbustos que pueden llegar a medir dos metros. Ambas se distinguen por su intensa fragancia.
De menor tamaño, ya que apenas alcanzan un metro de altura, son los arbustos de la rosa gallica y de la pimpinellifolia. De ramas rectas y espinosas, la rosa gallica es de color rojo púrpura o rosa, mientras que la rosa pimpinellifobla varía del blanco al amarillo.
Otras variedades silvestres son el rosal de Alejandría, la rosa eglanteria o mosqueta y la rosa centifolia, cuyas flores son muy apreciadas para la elaboración de aceites esenciales.