Diecisiete municipios españoles seis de Madrid, cinco de Girona, cuatro de Barcelona, uno de Baleares y otro de Navarra alcanzaron el pasado año la calificación «diez» por su nivel económico, según el Anuario que publica La Caixa. La lista aumenta (en 2000 eran nueve, en 1999 apenas tres), pese a que se ha subido de 2,1 a 2,25 millones de pesetas la renta familiar disponible por habitante y año requerida para colocarse en esa posición.
Vivir en Alella, Cabrils, Matadepera o Sant Just Desvern (Barcelona); en los municipios madrileños de Boadilla del Monte, Hoyo de Manzanares, Pozuelo de Alarcón, Las Rozas, Majadahonda o Villanueva de la Cañada; en Cadaqués, Castell-Playa de Aro, L´Escala, Fornells de la Selva o Girona capital; en Bunyola (Baleares) o en el municipio navarro de Cizur Mayor garantiza, por término medio, un nivel de vida muy elevado y una notable calidad de servicios.
Pero eso no quiere decir reconoció Antonio Pulido, coordinador del informe, que sea destacada la actividad económica de estos municipios. Las familias más ricas no fijan su residencia en núcleos industriales, aunque los altos niveles de renta coinciden, eso sí, con un elevado desarrollo comercial en otras áreas de la misma zona. En el extremo opuesto de la escala, por debajo del millón de pesetas de renta familiar disponible por habitante figuran 7 municipios de Badajoz, quince de Cádiz y cuatro de Málaga.
Por provincias, se sitúan en cabeza, con el nivel 8, Baleares, Girona, Lleida y Navarra y en el final de la relación, con nivel 3, aparecen Badajoz, Córdoba, Granada, Huelva, Jaen y Sevilla, en tanto Cádiz baja hasta el nivel 2. Pero hay Autonomías cuya renta estimada roza los extremos del tramo al que aparecen asignadas: mientras Málaga y Pontevedra alcanzan por poco la frontera del nivel 4, las andaluzas Córdoba, Granada, Jaén y Sevilla rozan el nivel 3.
La renta personal disponible se puede definir como el nivel de renta de que disponen las economías domésticas para gastar y ahorrar, o bien como la suma de todos los ingresos efectivamente percibidos por las economías domésticas durante un periodo. Es decir, que podría considerarse como el total de ingresos procedentes del trabajo, más las rentas del capital, prestaciones sociales y transferencias, menos los impuestos directos pagados por las familias y las cuotas pagadas a la Seguridad Social.