Suiza es un país rico no sólo porque custodie las riquezas de los demás. Las suyas no son desdeñables. Los habitantes de sus ciudades son los que gozan de mayor poder adquisitivo en un ránking elaborado por UBS -la primera entidad financiera de Europa que, por cierto, es suiza- con datos de 70 urbes de todo el mundo. Zurich, Basilea, Ginebra y Lugano copan, por este orden, los cuatro primeros puestos de la clasificación. Dos ciudades africanas, Lagos y Nairobi, figuran en el otro extremo, el de la pobreza.
En Suiza los precios son altos pero los salarios también son muy elevados. De ahí que sus ciudadanos tengan más recursos que el resto de habitantes del planeta para hacerse con la cesta de la compra confeccionada por UBS para su estudio. Para medir este escurridizo concepto del poder adquisitivo, el banco suizo utiliza otros criterios como cuánto tiempo hay que trabajar para comprar una hamburguesa Big Mac, un producto que apenas cambia de unos países a otros. En Chicago, Los Ángeles y Miami bastan diez minutos. En Nairobi son necesarias tres horas. También hace los cálculos para un kilogramo de arroz. Un suizo de Lugano trabaja sólo cinco minutos y ya puede pagárselo. En Bombay hay que emplearse a fondo durante más de hora y media.
En este ránking de poder adquisitivo, las dos ciudades españolas incluidas en el estudio, Madrid y Barcelona, ocupan las posiciones 29 y 23, respectivamente. La moderna urbe catalana supera, por tanto, en capacidad de compra a la capital de España, aunque apenas supera el 60% de la de Zurich.
El análisis de precios a secas -sin establecer relación alguna con los salarios-, revela que Oslo se ha erigido como la ciudad más cara del mundo tras desbancar a Tokio, que ha quedado relegada al tercer lugar por detrás de Hong Kong. La depreciación del yen y la deflación han hecho más accesible la selecta capital nipona.
Bombay y Buenos Aires son ahora las ciudades más baratas para vivir. La capital económica de la India lleva tiempo a la cola de esta clasificación, pero el París sudamericano es nuevo por esos lares. La grave crisis que ha azotado a Argentina junto con la depreciación del peso en un 70% desde que rompió su paridad con el dólar son la causa de que Buenos Aires haya descendido numerosos puestos en la lista. Ha dejado de ser un destino casi inaccesible para el bolsillo del común de los mortales para convertirse en un lugar en el que se puede comer, dormir y disfrutar con relativamente poco dinero.
El estudio resalta el encarecimiento generalizado que han registrado las ciudades europeas como consecuencia de la introducción del euro, que además se ha revalorizado frente al dólar en el último año. Aunque los primeros puestos de la clasificación siguen estando copados por urbes que no manejan el euro – entre las europeas destacan Oslo, Zurich, Copenhage y Londres- , las pertenecientes a la Unión Monetaria han escalada posiciones en la lista. París, Helsinki, Viena y Dublín se sitúan a la cabeza.
España aguanta con precios relativamente bajos. Barcelona es la ciudad más barata de toda la eurozona y Madrid la tercera, sólo por encima de Lisboa. Con todo, las diferencias son abismales respecto del Este de Europa, ya que Kiev, Bucarest y Sofía acompañan a Bombay y Argentina en la cola de la clasificación. UBS estima que los precios de los bienes y servicios en los países aspirantes a ingresar en la Unión Europea son un 50% inferiores a la media de los Quince. Sólo Chipre y Malta presentan niveles semejantes a los de las naciones europeas del sur.
Los salarios son el otro gran apartado que hace falta estudiar para determinar el poder adquisitivo de los habitantes de una zona geográfica. En términos brutos, lideran este ránking las suizas Zurich y Basilea y las escandinavas Copenhage y Oslo. La depreciación del dólar ha hecho que las ciudades americanas pierdan posiciones en la clasificación y lo mismo le ha pasado a Tokio por la devaluación del yen, pese a haber encabezado esta misma lista hace sólo tres años.
Pero es más significativo el análisis de los sueldos en términos netos, es decir, una vez descontados los impuestos y las cotizaciones a la seguridad social. Los países escandinavos (Copenhage, Oslo y Estocolmo) descienden posiciones en esta lista porque su desarrollado estado del bienestar reduce de forma notable el dinero que llega al bolsillo de los trabajadores. Los mismo ocurre con Alemania (Fráncfort y Berlín), Canadá (Toronto y Montreal) y Bélgica (Bruselas).
Las diferencias en materia de salarios son abismales. UBS utiliza una cesta de 13 profesiones para realizar comparaciones y concluye que en Zurich cada hora de trabajo se paga, en términos netos, a 19 dólares. En San Paulo, sin embargo, se cobra una media de 2,3. Y todavía hay salarios más bajos como los de Bombay (0,7 dólares) y los de Karachi (0,8 dólares).