Los autores de la última monografía del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), «Nuevos tiempos del trabajo», aseguran que conjugar el tiempo laboral y el dedicado a otras actividades (domésticas y de ocio) se ha convertido por primera vez en algo prioritario para la población española, especialmente para las mujeres.
«La flexibilización de los tiempos de trabajo, con jornadas laborales cambiantes incluso de un día para otro», y la incorporación de las mujeres al mercado laboral «sin que los hombres compartan, por lo general, las tareas domésticas», son los principales responsables de una conciliación cada vez más difícil, según las conclusiones de este trabajo, recogidas por el Servicio de Información y Noticias Científicas (SINC).
Jornadas cada vez más variables
Desde hace 20 años «las jornadas son cada vez más variables y la relación de los asalariados con el trabajo es mucho más problemática; para una parte importante es más difícil ahora organizar su tiempo incluso si trabajan el mismo número de horas», señaló Carlos Prieto, uno de los autores. «Cada vez son menos los trabajos con jornadas rutinarias en las que los asalariados entran y salen a la misma hora todos los días del año», añadió.
Desde mediados de los 80, la progresiva desregulación de los tiempos de trabajo, tanto en las leyes como en los convenios colectivos, ha hecho que los límites del inicio y, sobre todo, del final de la jornada laboral sean más variables «en función de los intereses de la empresa», apunta el estudio. Casi todas las profesiones requieren hoy una mayor disponibilidad temporal de quien trabaja, agrega.
Además, se ha diluido la diferencia entre una jornada normal y el resto de horas trabajadas que eran consideradas extraordinarias, como las jornadas nocturnas y los días festivos. La prestación usual de trabajo se extiende a periodos del día y de la semana que antes «sólo eran abordados por situaciones especiales, reduciéndose la práctica de compensar lo antes considerado extraordinario», indica el trabajo.
Situación de la mujer
En el pasado, el encaje de los tiempos sociales y de trabajo no era un problema porque las mujeres se dedicaban exclusivamente al hogar. Pero el hecho de que ahora trabajen fuera sin dejar de encargarse casi en exclusiva de la casa, las convierte en las grandes perjudicadas, detalla el informe.
«Los hombres se comportan mayoritariamente como varones tradicionales», dijo Prieto. Ellos dedican muchas más horas del fin de semana al ocio que las mujeres y muchas menos al trabajo doméstico, afirmó. Este problema creciente tiene efectos sobre la salud, provoca estrés, conflictos en la familia y la sensación de que «la vida no la hace uno mismo sino que nos viene de fuera».