Si la escalada del petróleo no se frena, los precios de gasolinas y gasóleos seguirán subiendo en España. Lo vaticinó, con toda cautela, el secretario de Estado de Economía, David Vegara, tras recordar que los operadores petrolíferos tardan algún tiempo en trasladar a los consumidores la evolución de la cotización internacional.
Y el petróleo no hace más que subir. Ayer, el barril de crudo Brent alcanzó un nuevo máximo por encima de los 66 dólares -el incremento semanal ya supera los 5 dólares-, mientras el ligero Texas emprendía la conquista de los 67 dólares por barril. Pese a los niveles históricos alcanzados, los analistas consideran que tendrían que alcanzar todavía los 90 dólares para rebasar los precios de 1980, una vez descontado el efecto de la inflación.
Desde comienzos de año, el petróleo se ha encarecido el 60% en dólares y en torno al 47% en euros (diferencial debido a la apreciación de la moneda europea), mientras que el aumento medio de los carburantes ronda el 16%. La diferencia está en torno a veinte puntos porcentuales.
Aunque una parte importante (casi un 60%) del precio final de gasolinas y gasóleos corresponde a los impuestos -y no se ve afectada por las fluctuaciones del mercado-, parece claro que, seguramente por razones comerciales, las operadoras sólo han aplicado parcialmente el incremento de la cotización en el precio que cobran al consumidor. Vegara aseguró que no se han detectado prácticas contrarias a la competencia en las decisiones de las operadoras, y anunció que el Gobierno no bajará la guardia en estos procesos. Y reconoció que «con la información disponible, y dada la práctica habitual de retrasos en los traslados de la variación de cotizaciones internacionales a precios finales, lo probable es que no hayamos visto los máximos en los carburantes».
Por esta razón, entre otras, resulta imposible adelantar ahora previsiones más ajustadas de la evolución de la inflación en los próximos meses. Tampoco parece razonable que el Gobierno recurra al impuesto especial que grava los carburantes para financiar los desequilibrios.
Por el momento, aclaró Vegara, no hay razón para modificar las bases presupuestarias, ni el cuadro macroeconómico en el que se apoyan. El equipo del Gobierno trabaja con escenarios de 55 dólares el barril en la preparación de las cuentas del año 2006 -52,4 dólares para el 2005, en tanto que el 2004 se saldó con una media de 40 dólares por barril-, y no ha modificado esa variable.