El 97,5% de los adolescentes catalanes de entre 12 y 18 años no tiene en cuenta la necesidad o utilidad de los artículos que compra y un 32% reconoce que, una vez adquirido el producto, comprueba que no lo necesita, según una encuesta del Instituto Catalán del Consumo.
Hábitos de compra copiados de modelos televisivos, gasto indiscriminado de teléfono móvil y otros comportamientos de consumo compulsivo se aprecian en los resultados de la encuesta «Adolescentes y consumo», presentada ayer en Barcelona por el conseller de Comercio, Turismo y Consumo, Pere Esteve.
Un total de 600 adolescentes residentes en Cataluña han participado en esta encuesta realizada telefónicamente, que contiene preguntas simples o múltiples (posibilidad de más de una respuesta), y que se enmarca en la campaña «Diferénciate», que tiene como objetivo inculcar un consumo responsable entre los jóvenes.
Consumo responsable
En este sentido, queda «mucho trabajo por hacer», según ha destacado Esteve, ya que, aunque la mayoría de los adolescentes catalanes va de compras con sus padres, un 97,5% no tiene en cuenta la necesidad o utilidad de los artículos que adquiere. Además, un 32% de los encuestados reconoce que, una vez comprado el producto, comprueba que «no lo necesitaba».
El 30,8% de los adolescentes se fija, a la hora de comprar, en el precio del producto, seguido de sus características y estética o diseño (25,6%); en que esté de moda (9,2%); que sea un producto concreto (7,8%), y en la marca (7,5%).
Respecto al dinero que reciben, nueve de cada 10 encuestados tienen una asignación económica para sus gastos, que de media es de 20 euros, y sólo el 30% se gastan todo su dinero, de lo que se desprende que los padres son, mayoritariamente, los que les pagan la ropa, el calzado y las facturas del móvil y de Internet.
Dónde reclamar
Los jóvenes tampoco conocen sus derechos en relación a temas de consumo y un 48,5% no puede citar ni un solo organismo al que dirigir sus reclamaciones, mientras que, del 51,5% restante, un 44,5% únicamente cita el establecimiento donde adquirió el producto como lugar donde reclamar.
Al contrario, tan sólo un 6,3% de los jóvenes sabe de la existencia de los organismos de atención al consumidor, lo que indica que «en general, no tienen garantizados sus derechos», según Esteve, algo en lo que tratará de incidir esta campaña mediante la distribución de 400.000 dípticos explicativos.
Un 60,2% de los adolescentes afirma haber recibido educación sobre consumo responsable y la mayoría asegura comparar precios y fijarse en la calidad de los productos, aunque sólo tres de cada 10 comprueba el etiquetaje de los productos que adquiere.
El estudio también ha contemplado el uso que los adolescentes hacen de las nuevas tecnologías, ya que este colectivo «es un consumidor importantísimo de telefonía móvil e Internet», según ha explicado Enric Aloy, responsable del área de Consumo de la Generalitat.
Los resultados indican que 8 de cada 10 jóvenes poseen teléfono móvil propio, un 77,6% mediante contrato, lo que refleja que «es más difícil controlar el gasto», según Aloy, y que las facturas las pagan los padres en un 59,7%.
La mayoría de los adolescentes (88,8%) se conecta, con mayor o menor frecuencia, a Internet y un 82,7% lo hace desde casa y, en gran parte de los casos, sin compañía de ningún adulto. Los encuestados tampoco ven, por norma, la televisión acompañados (82%), mientras un 11,5% nunca lo hacen solos.